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Mecanismos de formación de karst en Yucatán

Mecanismos de formación de karst en Yucatán
Artículo publicado en Revista Geotecnia (267)
Sociedad Mexicana de Ingeniería Geotécnica, A.C. (SMIG)
https://smig.org.mx/revista-digital-smig/267/mecanismos_formacion.php

NOTA TÉCNICA

Mecanismos de formación de karst en Yucatán

Los rasgos más característicos en el karst incluyen desde lomeríos, dolinas, cenotes, pozos verticales y manantiales hasta complejos sistemas subterráneos de drenajes y cuevas, características que son resultado de la acción de disolución del agua sobre el lecho rocoso. Los sistemas de drenaje subterráneo pueden ser tan extensos que algunas expresiones kársticas podrían verse afectadas por perturbaciones que ocurren a kilómetros de distancia del área afectada. Asociadas a las geoformas kársticas conviven flora y fauna cuyo ciclo de vida depende del entorno único de estos sistemas; incluso ligeras perturbaciones pueden tener impactos significativos sobre ellas.

El paisaje kárstico posee características topográficas propias e hidrogeológicas únicas. Los proyectos de construcción sobre topografía kárstica deben ser extremadamente sensibles a potenciales impactos y tomar las precauciones posibles para prevenirlos o minimizarlos.

¿Qué es el karst?

Las rocas compuestas por carbonatos (principalmente de calcio y magnesio) constituyen el reservorio de carbono (C) más grande del planeta Tierra. La mayor parte de los carbonatos se forman en los océanos y una parte considerable ocurre en plataformas someras de carbonatos que cubren 800,000 km2 de la superficie terrestre. Estos minerales de carbonato son fácilmente meteorizados, ya que se encuentran cerca de la superficie y retienen su porosidad primaria, mientras que la disolución producida por el flujo de agua conduce a incrementos en su permeabilidad de varios órdenes de magnitud.

El desarrollo de redes subterráneas de drenaje organizadas y cada vez más eficientes, principalmente por disolución, que llamamos karstificación, da como resultado una pérdida de masa a través del sistema acuífero. Al menos un 16% de la superficie terrestre está formada por carbonatos, y sus funciones hidrogeológicas proporcionan alrededor del 25% del suministro de agua potable del mundo (Ford y Williams, 2007). La creciente explotación de los recursos en terrenos kársticos, como el agua y la piedra para construcción, provoca graves impactos ambientales. Desafortunadamente, el número de áreas kársticas afectadas por la contaminación del agua, la degradación del paisaje y otros impactos está creciendo muy rápidamente, y el daño causado a infraestructura por colapsos muestra una tendencia creciente (Waltham y Fookes, 2003; Waltham et al., 2005).

En escala geológica, los procesos de disolución generan cavidades y conductos que van creciendo con el tiempo hasta formar extensas galerías subterráneas e intrincadas cuevas. A este proceso le llamamos karstificación o carstificación, ya que el nombre viene de una localidad que describe sus característicos paisajes: el Karst o Carso en los Balcanes. Por esta razón, solemos escuchar que el tipo de suelo en la península es de tipo “kárstico” o “cárstico”, que es más propiamente un tipo de roca soluble en el que suceden procesos de karstificación.

El karst no es un tipo de roca, es un proceso geomorfológico posdeposicional que sucede en rocas de diferentes orígenes: halita, calcita, dolomía y yeso, es decir, minerales que son solubles o parcialmente solubles a la acción de los flujos de agua superficial y subterránea. El karst de roca carbonatada o caliza está mejor desarrollado en las regiones tropicales y templadas húmedas, debido a la mayor disponibilidad de dióxido de carbono en el suelo y a las mayores cantidades de lluvia, que incrementa la disolución.

El karst o carso yucateco

En la actualidad, la de Yucatán es una de las más grandes plataformas de carbonatos en escala global. Uno de los rasgos distintivos del norte de esta península son los cenotes y dolinas (un cenote es una dolina cuya base sobrepasa el nivel freático), sartenejas, conductos o tubos de disolución, así como cavernas y extensos sistemas de cuevas. Hace millones de años, la península era muy diferente de como la conocemos actualmente. Desde entonces ha sufrido modificaciones radicales a causa de cambios climáticos en el planeta. Un ejemplo de estos cambios fue el periodo de la última glaciación o Era de Hielo –hace unos 20,000 años–, cuando el nivel del mar se encontraba 120 metros por debajo de su nivel actual y muchos de los cenotes y cuevas en las que hoy podemos bucear se encontraban secos. Desde entonces, el nivel del mar ha aumentado más o menos gradualmente y muchas cuevas fueron inundadas.

La porción que conocemos como la Península de Yucatán –por encima del nivel del mar– es solamente una parte de la plataforma de carbonatos que fue creciendo desde el fondo marino sobre el Bloque de Yucatán por acumulación de millones de esqueletos de organismos marinos que utilizan el carbonato de calcio para formar sus huesos, conchas, espículas y otras partes del cuerpo. Al morir, se depositaron sobre el fondo para compactarse y endurecerse junto con arcillas finas al paso de millones de años. El crecimiento de la plataforma se da a través de la deposición de carbonato biogénico, es decir, proveniente de organismos vivos y, además, es un proceso que necesariamente sucede debajo del agua.

La roca caliza así formada y endurecida por litificación se caracteriza por una alta permeabilidad y un bajo gradiente hidráulico, donde el agua de origen meteórico se infiltra y acumula en el subsuelo para formar una lente delgada de agua dulce que flota sobre una masa de agua salina, más densa, cuyo origen es la intrusión marina. El contacto entre ambas masas de agua, dulce y marina, forma una zona de mezcla o haloclina. La lente de agua dulce constituye la única fuente de agua para consumo en la Península de Yucatán desde la prehistoria, renovable solamente por la lluvia estacional. Este acuífero es, por sus características, intrínsecamente vulnerable a la contaminación.

El funcionamiento del acuífero depende del conjunto de procesos hidrológicos, geológicos, químicos y biológicos que suceden en la roca madre o matriz, la red de fracturas y la red de conductos subterráneos ordenados. El conjunto de estas zonas subterráneas conforma el acuífero kárstico costero: a) la zona de vadosa o de aireación (desde la superficie de la tierra hasta la capa freática), a través de la cual pasa el agua que recarga al acuífero; b) la lente de agua dulce (zona de saturación) y c) la masa de agua salada.

En la costa oriental de Quintana Roo se encuentran extensos sistemas de cuevas, con pasajes ramificados y amplias galerías inundadas, que incluyen las cuevas subacuáticas más largas del planeta: Sistema Sac Aktun y Sistema Ox Bel Ha, en el municipio de Tulum. Además existen muchos otros sistemas de cuevas inundadas que alcanzan un total de 1,650 km y un registro de 360 km de cuevas secas. Para dimensionar la extensión de estos sistemas de cuevas debe considerarse que el área que contiene a Sac Aktun tiene una densidad lineal de cuevas de 2.9 km/km2. En el área de Ox Bel Ha la densidad de cuevas alcanza 5.2 km/km2 (Kambesis y Coke, 2016).

Mecanismos de la karstificación

Espeleogénesis es la palabra que se usa en espeleología y geología para describir el mecanismo de formación de todo tipo de cuevas, cavernas, grutas y cenotes. La hipótesis más aceptada propone una secuencia de pasos en la karstificación, que consiste en la combinación de al menos tres mecanismos: disolución de la roca caliza, colapso del techo y crecimiento (formación de espeleotemas).

Disolución y sistema de carbonatos

La velocidad de disolución de la roca depende de la solubilidad y la constante de velocidad de disolución específica del mineral constituyente, el grado de saturación del solvente, el área presentada al solvente y el movimiento del solvente (que permite mantenerlo subsaturado). La solubilidad de la caliza en agua pura es extremadamente baja y es comparable a la de los silicatos; por tanto, el factor clave es el dióxido de carbono (CO2), ya que las reacciones acuosas de este gas con la caliza producen bicarbonato, que es muy soluble. La reacción se puede simplificar en la bien conocida ecuación:

CaCO3 (s) + CO2 (g) + H2O (ac)    Ca2+(ac) + 2H2CO3(ac)

que describe la reacción química de formación y disolución de la roca caliza formada por carbonato de calcio en condiciones ambientales normales en sistemas acuáticos; estado sólido (s), gaseoso (g) y acuoso/líquido (ac).

Esta reacción muestra también que, en una eventual acidificación del océano como consecuencia del cambio climático global, habrá una tendencia a la disolución, ya que el CO2 (g) de la atmósfera, al disolverse en el agua, vuelve a esta más ácida y reactiva. Esta ecuación química leída en sentido inverso indica el proceso de desgasificación y precipitación de carbonato de calcio, un importante mecanismo en la formación de estalactitas, estalagmitas y otros espeleotemas.

Esto es una simplificación excesiva de los muy complejos procesos y cinéticas de disolución, que pueden consultarse a detalle en revisiones de amplia profundidad y complejidad (White, 1988; Dreybrodt, 2000; Ford y Williams, 2007). El agua de lluvia contiene sólo una pequeña cantidad de CO2; la mayor parte del dióxido de carbono es biogénico, derivado de la descomposición de materia orgánica en los suelos, y el agua de lluvia que se infiltra a través del suelo lo disuelve y transporta. En la interfase de capas dulce y salada (haloclina) existe un gradiente de temperatura y salinidad y, sobre todo, diferencias en la saturación de CO2 que le proporcionan un poder corrosivo mayor hacia la roca caliza. Al bucear en las cuevas es posible observar que sobre la haloclina los pasajes generalmente son más anchos, una señal de que la disolución es mayor en esa zona y que es un proceso en continuo desarrollo.

Otro tipo de disolución, de origen biológico, es el que se presenta en el interior de algunos cenotes, donde bacterias descomponen la materia orgánica y producen ácido sulfhídrico (H2S), un poderoso corrosivo que, al disolverse y concentrarse sobre la superficie de la haloclina, se observa en forma de “nube” y resulta tóxico para los organismos que respiramos oxígeno. Al entrar en contacto con las capas superficiales, que pueden contener un poco de oxígeno disuelto, el ácido sulfhídrico se transforma en ácido sulfúrico (H2SO4), también un ácido fuerte y potente corrosivo de la roca caliza.

En el segundo mecanismo, cuando el nivel del mar ha bajado durante periodos glaciales, desciende también el nivel del acuífero y deja una cavidad o cueva llena de aire donde, por falta de soporte, colapsan y se desploman diferentes secciones del techo, y así se forma un cenote. Al final del periodo glacial se descongelan los polos, aumenta nuevamente el nivel del mar e inunda la cueva.

Sabiendo que la mayor disolución ocurre en la zona de mezcla entre el agua dulce y salada, la cual sube o baja dependiendo del nivel del mar, se puede entender la razón por la cual existen diferentes niveles de cuevas a distintas profundidades. Al cambiar el nivel del mar, la haloclina se desplaza y empieza a disolver la roca a diferente profundidad, con lo que empieza otro “nivel” de cuevas.

De manera natural, los colapsos intermitentes a lo largo de los sistemas de cuevas van abriendo ventanas hacia la superficie, por donde es posible ingresar a los conductos y pasajes. Generalmente, los cenotes en la parte oriental de Quintana Roo se forman por el colapso del techo de cuevas formadas durante periodos muy largos, cuando la profundidad de la haloclina ha permanecido por mucho tiempo más o menos en la misma posición y ha ensanchado galerías y pasajes. Los cenotes son complejos sistemas acuáticos y cuentan con conexiones a corrientes subterráneas que favorecen la circulación de agua; de ahí proviene la manera coloquial de llamar a las cuevas freáticas o inundadas como “ríos subterráneos”.

Finalmente, el tercer paso asociado al proceso de karstificación es el responsable de la formación de estalactitas, estalagmitas, columnas, coladas y otros espeleotemas por acumulación del material disuelto en el primer paso. En la formación de espeleotemas está involucrada la desgasificación, la expulsión del CO2 del agua al entrar esta en un ambiente de cueva diferente al del exterior, lo que provoca la precipitación de carbonato de calcio (la ecuación química presentada anteriormente, leída de derecha a izquierda). En el caso de las cuevas inundadas, este proceso ya no sucede.

Peligro geológico asociado al karst

Cualquier oquedad presente en el subsuelo constituye un elemento de debilidad dentro de un macizo rocoso, y el karst se distingue por tener las cavidades naturales más grandes, donde la falla del techo puede representar un riesgo geológico significativo. Asegurar la permanencia de las condiciones naturales de los sitios kársticos es fundamental por su importancia ambiental y cultural, así como por razones de seguridad. Los colapsos se presentan donde las cavidades o pasajes de las cuevas se agrandan más allá de los límites de la propia estabilidad del techo. La falla puede ser iniciada o acelerada por las cargas impuestas durante trabajos de construcción y constituye un riesgo geológico importante donde existen grandes cuevas a poca profundidad, como es el caso de la costa oriental de la Península de Yucatán.

Colapsos naturales y colapsos inducidos

La mayor parte de los colapsos se heredan de procesos naturales de disolución y erosión; sin embargo, el principal riesgo geológico a infraestructura es generado por cavidades y conductos que están activos en la actualidad y con potencial desarrollo de eventos de falla. El riesgo de nuevos hundimientos nunca se puede eliminar por completo, pero puede reducirse a niveles bajos y aceptables mediante un adecuado control de drenaje del agua subterránea (Waltham, 2008).

Los colapsos inducidos por actividades humanas pueden separarse en dos grupos: aquellos derivados de prácticas de uso del suelo y extracción de agua subterránea, y aquellos derivados de actividades y prácticas asociadas a construcción y desarrollo de infraestructura. Muchas actividades de construcción modifican el drenaje local tanto superficial como subterráneo. Al modificar la cobertura vegetal e inducir infiltración concentrada con obras de drenaje en sitios particulares, se fomenta la disolución de la roca, que puede generar nuevos colapsos. El relleno de cavidades y cambio de pendientes también modifica el drenaje local, deriva en zonas inundables y crea nuevas zonas de disolución activa que representan un impacto potencial acumulativo (Tihansky, 1999).

Las prácticas de ingeniería civil más comunes incluyen la perforación y pilotaje, inyección de concreto en cavidades subsuperficiales, construcción de refuerzos y difusores de tensión para dar soporte a la construcción y la compactación con martillo hidráulico o el uso de aplanadoras vibratorias para inducir colapsos de zonas débiles que se reforzarán posteriormente. Estas prácticas son únicamente paliativos de un problema que requiere un entendimiento integral que desde la planeación incluya todos los estudios y esfuerzos para prevenir impactos negativos. Además, aunque los colapsos pueden tener impactos estructurales locales, pueden generar efectos regionales en el agua subterránea como recurso al transportarse largas distancias. Debido a que el material del colapso interactuará física y químicamente con el agua, pueden registrarse cambios en parámetros como turbidez, conductividad y oxígeno disuelto.

Identificación del karst

A menudo es difícil determinar claramente el tipo y la extensión de las expresiones kársticas en un área, debido a los complejos y variados procesos involucrados en su formación. La investigación inicial debe incluir el uso de datos geotécnicos existentes. Se debe realizar una prospección geológica del área inmediata y circundante del sitio para determinar las características kársticas y considerar la participación de consultores geotécnicos especializados en karst.

La identificación y delineación de las geoformas kársticas debe incluir: ubicación, distribución y dimensiones de las cavidades; profundidad y configuración de la roca en superficie; variación en las características físicas de los suelos; calidad del agua subterránea y sus patrones de flujo. Por lo enunciado anteriormente, resulta necesario identificar las formaciones kársticas en el contexto del drenaje local a una escala entre decenas y centenares de metros, para prevenir efectos y minimizar impactos. Es recomendable contar con una caracterización detallada usando métodos de exploración geológica-geofísica directos e indirectos complementarios y analizarlos con el enfoque del karst, para la identificación de estructuras de alta vulnerabilidad.

Entre estos métodos se pueden mencionar estudios directos que incluyen prospección geológica, mapeo y sondeos mixtos con recuperación de núcleo de roca para análisis en laboratorio; estudios indirectos de geofísica aplicada (eléctricos, electromagnéticos, gravimétricos y sísmicos) para caracterizar el karst en cuanto a estrato de roca seca, zona vadosa, estratos de roca saturada, conductos de drenaje subterráneo, estrato de agua dulce, estrato de zona de mezcla y estrato de agua salada. Pueden realizarse cálculos analíticos con los parámetros de la roca local, modelos numéricos de desplazamiento de elemento finito, así como estudio de cargas dinámicas.

Conclusiones

El karst presenta con frecuencia condiciones difíciles para los ingenieros y, a menudo, aquellos que sólo están familiarizados con roca insoluble lo entienden de manera inadecuada. Resulta necesario el reconocimiento de la escala de los riesgos geológicos, ya que una comprensión integral del karst es esencial para una buena práctica en ingeniería. Una respuesta exitosa de ingeniería al riesgo geológico del karst requiere el conocimiento profundo de los mecanismos de karstificación, de los flujos de agua subterránea, colapsos y subsidencias, para que la generación moderna de ingenieros pueda diseñar estructuras y edificios seguros en este difícil terreno.


Referencias

Dreybrodt, W., & Eisenlohr, L. (2000). Limestone Dissolution Rates in Karst Environments. In A. Klimchouk, D. C. Ford, A. N. Palmer, & W. Dreybrodt (Eds.), Speleogenesis: Evolution of Karst Aquifers (pp. 136-148). National Speleological Society, Huntsville, AL. ISBN 1-879961-09-1.
https://doi.org/10.1016/S0022-1694(00)00341-3

Ford, D. C., & Williams, P. (2007). Karst Hydrogeology and Geomorphology.  (Rev. ed.). John Wiley & Sons, Ltd. ISBN:9781118684986
https://doi.org/10.1002/9781118684986

Kambesis, P. N., and Coke, J. G., (2016). The Sac Actun System, Quintana Roo, Mexico. Boletín Geológico y Minero, 127 (1): 177–192. ISSN: 0366-0176
https://web.igme.es/Boletin/2016/127_1/BG_127-1_Art-12.pdf

Monroy-Rios, E. (2020). Advancements in our Understanding of the Yucatán Platform: Sedimentary Geology and Geochemistry, Speleogenesis, Chicxulub Ring of Cenotes, and Tectonic Stability. PhD dissertation, Northwestern University.
https://www.proquest.com/docview/2469739315

Monroy-Ríos, E (2016) Espeleogénesis ¿Cómo se formaron cuevas y cenotes? Karst Geochemistry and Hydrogeology (Blog personal). Artículo publicado el 20 de mayo, 2016. Recuperado de:
https://sites.northwestern.edu/monroyrios/2016/05/20/espeleogenesis/

Tihansky, A. B. (1999). Sinkholes, West-Central Florida. A link between surface water and ground water. In: D. Galloway, D. R. Jones, & S. E. Ingebritsen (Eds.), Land subsidence in the United States: U.S. Geological Survey Circular 1182 (pp. 121–140). https://fl.water.usgs.gov/PDF_files/cir1182_tihansky.pdf

Waltham, A. C. (2008). Sinkhole hazard case histories in karst terrains. Quarterly Journal of Engineering Geology and Hydrogeology, 41(3), 291–300. https://doi.org/10.1144/1470-9236/07-211

Waltham, A. C., Bell, F., & Culshaw, M. (2005). Sinkholes and Subsidence. Karst and Cavernous Rocks in Engineering and Construction (A. C. Waltham, F. Bell, & M. Culshaw, Eds.). Springer Berlin, Heidelberg, 386 pp. https://doi.org/10.1007/b138363

Waltham, A. C., & Fookes, P. G. (2003). Engineering classification of karst ground conditions. Quarterly Journal of Engineering Geology and Hydrogeology, 36(2), 101–118. https://doi.org/10.1144/1470-9236/2002-33

White, W. B. (1988). Geomorphology and Hydrology of Karst Terrains. New York: Oxford University Press. ISBN 0-19-504444-4, 464 pp. https://doi.org/10.1002/jqs.3390040211


Emiliano Monroy Ríos
Licenciado en Química con maestrías en Ciencias del Mar y Limnología y en Geología; doctor en Geoquímica. Técnico académico en el Centro de Investigación Científica de Yucatán. Buzo de cuevas y consultor profesional en riesgos geológicos en el karst.

Observaciones a la MIA del Tramo 5 del Tren Maya

ANÁLISIS DE LA MANIFESTACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL MODALIDAD REGIONAL (MIA-R) DEL PROYECTO
“TREN MAYA TRAMO 5 SUR”

Clave del proyecto 23QR2022V0020
Consulta Pública, Mayo, 2022

Aquí se pueden revisar los documentos del análisis que un grupo de académicos, expertos y activistas realizamos sobre la Manifestación de Impacto Ambiental del Proyecto Tren Maya Tramo 5 Sur.

En el documento participamos, entre otros:

Dra. Sarah Cristina Ayala Azcárraga
Dra. María Fernanda Lases Hernández
Dr. Emiliano Monroy Ríos
Candidata a Dra. Inari Sosa Aranda
Candidato a Dr. Fernando Calderón Gutiérrez
Candidato a Dr. Rodrigo Pacheco Muñoz
Biól. Shanty Daniela Acosta Sinencio
Biól. Jose Daniel Graf Pérez
Candidato a Dr. Angel Merlo Galeazzi
M. Eugenio Fernández Vázquez

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Nuestras observaciones de la Manifestación de Impacto Ambiental del Proyecto Tren Maya Tramo 5 Sur:

Por las Rutas del “Tren Maya”

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Uno de los rasgos distintivos del norte de la Península de Yucatán es su topografía relativamente plana, sin valles ni montañas y con altitudes que apenas rebasan los 30 metros. El terreno se compone principalmente de roca caliza, o sascab (tierra blanca), la cual contiene carbonatos de calcio y magnesio que son ligeramente solubles en agua.

En este tipo de suelos, es común que sucedan procesos de disolución de la roca caliza, creando huecos y conductos que van creciendo con el paso del tiempo hasta formar extensas galerías subterráneas e intrincados sistemas de cuevas. A este proceso le llamamos carstificación, o karstificación, ya que el nombre viene de una localidad que ha servido como ejemplo para describir sus característicos paisajes: el karst o carso, en Eslovenia. Por esta razón, solemos escuchar que el tipo de suelo en la península es “kárstico” o “cárstico”, que es más propiamente un tipo de suelo en el que ha sucedido el proceso de carstificación. En realidad, este proceso sigue sucediendo en nuestros días.

La exploración sistemática de las cuevas subacuáticas de Quintana Roo comenzó en Tulum a mediados de la década de 1980. Diferentes equipos de buzos comenzaron a explorar los cenotes de la región y encontraron extensos pasajes que crecían a medida que unían sus registros.

Cuevas subacuáticas de Quintana Roo
En el área de Tulum, han sido explorados poco más de 630 kilómetros de cuevas subacuáticas,  mapeados en casi 35 años de exploración. En Quintana Roo existen unos 1,800 kilómetros de cuevas conocidas y faltan muchas por explorar (QRSS, 2019). El proyecto del Tren Maya debe garantizar su preservación. Considerar que la imagen presentada contiene datos del Atlas Nacional de Riesgos (CENAPRED/SEGOB) en donde las cuevas están desplazadas y distorsionadas al comparar con mapas originales de exploración.

La cueva subacuática más larga del planeta Tierra se encuentra bajo el municipio de Tulum en Quintana Roo, México. Se extiende por más 360 kilómetros a una profundidad media de 21 metros y una máxima de 120 metros en una oquedad profunda llamada “El Pit”. El Sistema Sac Aktun, que significa “cueva blanca”, descarga el agua de lluvia  infiltrada a través de la roca hacia el Mar Caribe en ojos de agua y en caletas como Xel Ha y Yalkú. Cuando desciende el nivel del mar, las cuevas antes llenas de agua se llenan de aire, perdiendo soporte y provocando el colapso y derrumbe del techo en diferentes secciones, creando puntos de acceso a la cueva. El Sistema Sac Aktun cuenta con más de 220 cenotes.

¿Cómo se formaron cuevas y cenotes? Espeleogénesis

Buzos exploran el sistema de cuevas subacuáticas Sac Aktun, debajo del área de Tulum. Foto: Proyecto Gran Acuifero Maya.

Hallazgos antropológicos

El extenso sistema de cuevas bajo la península de Yucatán ha resultado ser un guardián de tesoros antropológicos y paleontológicos invaluables para aprender de la historia. Restos de animales pleistocénicos y humanos que datan de un tiempo muy anterior a la ocupación por la civilización Maya han sido encontrados en sus pasajes y galerías subacuáticas. Bajo el agua, estas cuevas proveen un ambiente único para la preservación de restos humanos y animales.

La mujer de Las Palmas crea nuevos interrogantes sobre cómo y cuándo llegaron nuestros antepasados a este continente.

En 2006 fue encontrado el esqueleto casi completo (90%) de la “Mujer de Las Palmas” en otra cueva subacuática a 4.5 km de Tulum, que corresponde a una mujer entre 45-50 años de edad y 1.52 metros de estatura. Los hallazgos son piezas clave para entender el poblamiento del nuestro continente.

Unos años antes, en 2004 fueron encontrados los restos de la “Mujer de Naharon” de entre 20-25 años de edad, a 23 metros de profundidad y a 370 metros de distancia a la entrada más cercana, en el Sistema Naranjal. Sus restos fueron fechados en 13,600 años de antigüedad, aunque el dato se encuentra en disputa y actualmente se realizan otros fechamientos.

El sitio arqueológico de Chan Hol II antes de ser vandalizado. El esqueleto estaba originalmente completo y casi articulado. Fotografía de Nick Poole y Thomas Spamberg (Stinnesbeck et al., 2017).

El  “Joven de Chan Hol” fue hallado en el cenote Chan Hol del Sistema Toh Ha de 32 km de longitud. El cuerpo fue colocado (posiblemente) en una ceremonia funeraria realizada al final del Pleistoceno, cuando el nivel del mar estaba 120m debajo y antes de que se inundaran las cavernas que el joven conoció y recorrió. Análisis de isótopos en un espeleotema asociado al hueso sugiere ~13,000 años de antigüedad. En febrero de 2012 diversos medios reportaron los hallazgos y unos días después, la cueva fue vandalizada y muchos huesos fueron robados entre el 16-23 de marzo por personas aún no identificadas. Por esta razón, muchas ubicaciones se mantienen en secreto.

La historia de Naia

En marzo del 2008, en la sección Aktun Hu de Sistema Sac Aktun, en un lugar llamado “Hoyo negro” fueron encontrados a 42 metros de profundidad los restos de una mujer de entre 15-17 años de edad –de nombre Naia– con una antigüedad estimada entre 12,000 y 13,000 años.

Álvarez es uno de los buzos originales que descubrió Hoyo Negro, una cueva subacuática la península de Yucatán lleno de antiguos huesos humanos y animales. Años más tarde, regresó a Hoyo Negro como parte de la expedición para recuperar e investigar a Naia, uno de los esqueletos más antiguos y mejor conservados jamás descubiertos en las Américas.

Los buzos exploradores la encontraron en su tumba bajo el agua, junto a ella yacían restos de otros animales que fueron identificados como dientes de sable, gonfoterio (relacionado con el elefante moderno), tapir gigante, jabalí, oso, puma, gato montés, coyote, coatí y murciélago.

En años posteriores al hallazgo, buzos descuidados manipularon los restos y para evitar una mayor intromisión, los huesos se sacaron de la cueva entre 2014 y 2016, lo que permitió más estudios científicos. El análisis del ADN mitocondrial de Naia ha indicado un vínculo genético entre paleoamericanos y modernos nativos americanos.

Izq: La reconstrucción facial de Naia revela que los primeros humanos en pisar el continente no se parecían mucho a los nativos americanos, aunque la evidencia genética confirma su ancestro común. Der: La cueva estaba predominantemente seca durante la corta vida de Naia, ella pudo haber caído mientras exploraba sus oscuros pasajes. Recreación:  J Chatters / Paleociencia aplicada: T McClelland / Fotografía: T Archibald / Arte (der): J Foster (National Geographic, 2015).

La datación por carbono 14 del esmalte de sus dientes arrojó una edad máxima para Naia de unos 12,900 años. Acumulaciones de carbonato de calcio que crecieron sobre los huesos de Naia han sido datados en 12,000 años por el método de uranio-torio (U/Th).


El sistema cárstico-antropogénico

Las cuevas y cenotes de la península de Yucatán fueron utilizadas como alojamiento y para otras actividades desde hace mucho tiempo. De acuerdo con su uso, podrían subdividirse en santuarios, cuartos de servicio y lugares donde se extraía agua y sascab.

Cenote Xtacumbilxunan, en Bolonchén (‘nueve pozos de agua’) Campeche. Este pueblo escapó a la epidemia de cólera de 1833. La única fuente de agua dulce fluye en las profundidades debajo de gruesas capas de roca caliza. Litografía por H Warren. Imagen publicada en “Views of Ancient Monuments in Central America, Chiapas and Yucatan” – Frederick Catherwood (1844).
Las cuevas con iluminación natural se emplearon como salas de trabajo: cerámica, piedras de molino y otros artículos de piedra se han encontrado en ellas. El tercer grupo de cuevas servía para recoger arcilla o sascab, para ser utilizada en la fabricación de cerámica o como estuco para el acabado de las paredes de las casas. Es evidente que las cavidades subterráneas fueron modificadas o reconstruidas parcialmente durante su utilización por las manos de sus habitantes.
Huellas de manos en una cueva en Yucatán (Sergio Grosjean).

En la década de 1980, la Península de Yucatán, sobre todo la costa oriental del estado de Quintana Roo, la llamada “Riviera Maya“, experimentó el inicio del auge del desarrollo turístico y una gran transformación del sistema cárstico con un fuerte componente antropogénico.

Los sistemas de cuevas y cenotes están sujetas a destrucción mecánica por explosivos o maquinaria, como sucede en muchos sitios habilitados para rafting en cuevas freáticas (conocidas coloquialmente como “ríos subterráneos”), lo que aumenta el impacto de contaminantes infiltrados hacia capas cada vez más profundas.

En la actualidad, el impacto en el paisaje cárstico de la península de Yucatán es considerable, asociado también a turismo y visitas intensivas a zonas arqueológicas, cuevas y cenotes.

Punta Cancún, donde corre una porción de la zona hotelera de Cancún.

El Tren Maya, en caso de concretarse, deberá sortear de forma segura los retos técnicos de pasar sobre las cuevas subacuáticas más grandes del planeta, como los sistemas Sac Aktun y Ox Bel Ha. Como éstos, existen decenas de sistemas a lo largo de la costa oriental del estado de Quintana Roo.

El listado más completo y sus mapas asociados, que existe de los sistemas subterráneos de Quintana Roo, es el que publica Quintana Roo Speleological Survey” (QRSS).

Fuente: QRSS. Actualizado 18/julio/2019.

Sistema hidrogeológico

El Sistema Sac Aktun es solamente una de tantas cuevas que descargan el agua dulce de la lluvia infiltrada bajo el suelo hacia el Mar Caribe, actúan como drenajes naturales. Los colapsos ocurridos en diferentes zonas del techo han formado más de 220 cenotes, utilizados con fines comerciales y recreativos alrededor del área de Tulum.

Sistema Sac Aktun. Fotografía: Archivo Gran Acuífero Maya (GAM)/INAH.

El área que contiene a Sac Aktun tiene una densidad de cuevas de 2.9 km/km². En el área de Ox Bel Ha, la densidad de cuevas alcanza 5.2 km/km². Estos sistemas de cuevas mantienen el balance hidrológico de la zona descargando el agua infiltrada de la lluvia hacia el Mar Caribe.


Hoy en día, el término “cenote” se emplea para designar cualquier espacio subterráneo con agua y que contenga una ventana hacia el exterior. Los cenotes se forman cuando delgadas secciones del techo sufren derrumbes, colapsan sobre las cavidades a lo largo de la cueva, creando nuevas entradas al mundo subterráneo.

En el cenote Samulá en Valladolid, Yucatán, se puede observar perfectamente en el suelo la pila de rocas que colapsaron del techo. También se observan estalactitas recientes y raíces bajando desde la superficie en busca de agua.

Cenote Samulá. Fotografía: @Caminomascorto.

Por ejemplo, en el cenote Suytun también cerca de Valladolid, aprovecharon las rocas del colapso para construir una plataforma para los visitantes.

Cenote Suytun. Imagen: Fun&Travel

Las secciones del techo que colapsan pueden ser pequeñas o muy grandes, conduciendo bajo la tierra hacia amplias galerías o estrechos pasajes llenos de agua. Los cenotes también son entradas de luz y materia orgánica dentro del sistema hidrogeológico, interactuando con el agua subterránea.


Como vimos, los sistemas de cuevas subacuáticas descargan el agua infiltrada en la selva hacia el Mar Caribe. En algunas ocasiones, se desploman grandes secciones del techo de las cuevas cerca de la costa formando “caletas”, como las muy conocidas Xel Ha, Xcaret y Yalkú, con grandes flujos de agua subterránea hacia el océano.


También puede darse el caso de que las cuevas se extiendan más allá de la línea de costa y descargan el agua ‘dulce’ directamente por oquedades en el fondo somero del mar. Entonces les llamamos “ojos de agua” que son muy comunes, por ejemplo, en la laguna arrecifal de Puerto Morelos y en el área de Tulum.

Distribución de descargas costeras y ojos de agua en el noreste de Quintana Roo. Los punto negros son ojos de agua y las líneas rojas son sistemas de cuevas (Kambesis, 2016 / Datos de cuevas: QRSS).
Ojo de agua en Puerto Morelos, Quintana Roo.

Entre Akumal y Playa del Carmen, han sido registrados 330 km de pasajes en más de 250 cuevas secas, algunas justo por encima del nivel actual del mar y que se encuentran en la zona epifreática que sufre inundaciones periódicas. siendo el más grande el Sistema Pool Tunich (Río Secreto) con 51.9 kilómetros de longitud. Dentro de esta área de 234 km², la densidad de cuevas es de 0.5 km/km².

Sistema Pool Tunich (Río Secreto). Peter Sprouse Teams, 2018.

Otros sistemas de cuevas secas son Sistema Sac Muul y Sistema Alux, el cual se extiende por debajo de la carretera federal #307 a la altura de Puerto Aventuras.

Sistema Alux Sur. Puerto Aventuras, Quintana Roo (Alux Survey Team, 2008).
Posición relativa de la cueva Alux con la carretera federal #307. Sistema Alux Sur. Puerto Aventuras, Quintana Roo (Alux Survey Team, 2008).

Riesgos en el karst

En algunos lugares el espesor del techo es menor a 1.5 metros. Dentro de la cueva es posible escuchar a los automóviles pasando por encima en la carretera. Así como el Sistema Alux, existen un gran número de cavidades a lo largo de la carretera #307 ya que coincide con la cresta de playa, el borde con mayor elevación.

Los colapsos suceden de forma natural y no avisan; son difícilmente predecibles. Puede aumentar su frecuencia si no existen controles que garanticen la seguridad de las construcciones. Podemos minimizar los riesgos asociados tomando en cuenta las características de la zona.


La alta densidad de cuevas y cenotes dentro del área conurbada de Tulum es una amenaza directa a la construcción de desarrollos masivos turísticos y de vivienda debido a que en muchas secciones el techo de la cueva es muy delgado. La protección del Sistema Sac Aktun – y de otros tantos igual de importantes en la región – del impacto humano involucra y requiere serias regulaciones en el tratamiento de aguas residuales en la Riviera Maya y regulación en las construcciones, además de una continua investigación y monitoreo hidrogeológico del acuífero cárstico de la región. Debe, sin duda,  incluirse en las políticas de desarrollo regionales y tomarse en consideración para futuros proyectos turísticos y de transporte.

Para lograr un aprovechamiento sostenible de estos sistemas, es necesario un entendimiento integral de los cenotes, las cuevas, el movimiento del agua subterránea y su interacción con las rocas que forman el acuífero, la influencia del océano y sus mareas (es decir, el estudio del sistema hidrogeológico completo de la península); también es necesario evaluar el impacto de las zonas urbanas y las posibles causas de contaminación de la única fuente de agua con la que contamos, que es precisamente el agua subterránea. Esta búsqueda debe darse por convergencia entre las ciencias ambientales, ciencias del agua, ciencias de la tierra, ciencias biológicas, el estudio y conservación de la red subterránea de conductos, conocimiento acumulado en las comunidades, explotación eficiente de recursos y, por supuesto, la exploración y aprovechamiento sostenible mediante buceo de cuevas.

Es necesario realizar sondeos directos e indirectos y levantamientos topográficos específicos para conocer la ubicación, no solamente de los extensos sistemas de cuevas, sino de cavidades puntuales y dispersas, muy abundantes en toda la región kárstica, para cualquier proyecto de infraestructura de gran envergadura.


“Adentrarse en una cueva es una experiencia inolvidable. Las cuevas nos hablan de geología, bioquímica, paleontología y arqueología. Las cuevas nos enseñan historia, nos motivan a conocerlas y a pensar en su futuro.”

Tierra de cenotes

Manera sugerida de citar este artículo:

Monroy-Ríos E (2019) Por las Rutas del “Tren Maya”. Karst Geochemistry and Hydrogeology – Blog personal. Publicado el 4 de agosto, 2019. Fecha de consulta: [dd/mm/aa]. https://sites.northwestern.edu/monroyrios/2019/08/04/rutas-01


Referencias

Kambesis P & Coke JG (2016) The Sac Actun System, Quintana Roo, Mexico. Boletín Geológico y Minero 127 (1): 177 – 192. url:
https://web.igme.es/Boletin/2016/127_1/BG_127-1_Art-12.pdf

Lebedeva EV, Mikhalev DV, & Nekrasova LA (2017) Evolutionary stages of the karst-anthropogenic system of the Yucatán Peninsula. Geography and Natural Resources 38 (3): 303 – 311. doi: https://doi.org/10.1134/S187537281703012X

QRSS (2018) List of Long Underwater Caves in Quintana Roo Mexico. Quintana Roo Speleological Survey. National Speleological Society (NSS). Consultada el 12 de julio de 2019.

Stinnesbeck W, Becker J, Hering F, Frey E, González AG, Fohlmeister J, et al. (2017) The earliest settlers of Mesoamerica date back to the late Pleistocene. PLoS ONE 12 (8): e0183345. doi: https://doi.org/10.1371/journal.pone.0183345

Veni, G. (1990) Maya Utilization of Karst Groundwater Resources. Environmental Geology and Water Sciences 16 (1): 63 – 66. doi: https://doi.org/10.1007/BF01702224

Conferencia

Diálogo con Ingenieros – Colegio de Ingenieros Civiles de México A.C.

POR LAS RUTAS DEL TREN MAYA: ALGUNOS RETOS TÉCNICOS. DR. EMILIANO MONROY-RÍOS. CICM.

El agua en las profundidades de la Tierra

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Cristal azul de Ringwoodita ~150 micrómetros de ancho. Microfotografía tomada en la Universidad de Hawaii de un ejemplar crecido en Bayreuth, Germany. Autor: Joseph Smyth. Imagen encabezado: El material azul ringwoodita. Steve Jacobsen, 2014.

La ringwoodita es un mineral fascinante que ha revolucionado nuestra comprensión del ciclo del agua en la Tierra. Como la fase mineral más común en la zona de transición del manto terrestre, entre 520 y 660 km de profundidad, este mineral no solo es un componente clave de la estructura interna del planeta, sino también un reservorio de agua atrapada en su estructura cristalina. Este descubrimiento, respaldado por investigaciones publicadas en 2014, sugiere la existencia de vastos volúmenes de agua en el interior de la Tierra, transformando nuestra visión de la composición del planeta y el ciclo hidrológico global.

La ringwoodita es la fase mineral más común en la zona de transición inferior del manto terrestre, a profundidades de 520 a 660 km. Este cristal de ringwoodita contiene cerca de 1% de agua. Si toda la ringwoodita del manto contiene esta cantidad de agua, se estima que en el manto hay casi tres veces la cantidad de agua que en todos los océanos juntos.

En la sección transversal del planeta Tierra, podemos identificar la zona de transición que separa el manto superior del inferior. Ahí mismo se forman los diamantes y junto con la ringwoodita —que atrapa a las moléculas de agua—, ambos minerales continúan su viaje hasta la superficie.

El primer descubrimiento en la Tierra de ringwoodita fue realizado por un equipo internacional encabezado por la Universidad de Alberta y podría indicar la presencia de grandes cantidades de agua entre 520 y 660 km de profundidad bajo la superficie terrestre.

Crédito: Universidad de Alberta. Fuente : phys.org.

El diamante encontrado  se originó a aproximadamente 520 km bajo la superficie terrestre, donde grandes masas de agua pueden acumularse por subducción de placas océanicas, con el avance y reciclamiento del suelo oceánico hacia la zona de transición del manto. Los resultados de estas investigaciones fueron publicados en 2014 por Pearson et al. (2014) en la revista Nature.

Características de la ringwoodita

La ringwoodita es una forma de alta presión del mineral olivino, con una composición química de silicato de magnesio y hierro (Mg₂SiO₄ o (Mg,Fe)₂SiO₄). Se forma en condiciones extremas de presión y temperatura en la zona de transición del manto, donde las placas tectónicas subducidas transportan materiales hacia el interior terrestre. Su estructura cristalina tipo espinela permite incorporar moléculas de agua (en forma de grupos hidroxilo, OH⁻) en defectos de su red, lo que la convierte en un mineral hidratado único. Estudios han demostrado que la ringwoodita puede contener entre 1% y 3% de su peso en agua, una cantidad significativa considerando su abundancia en el manto.

El descubrimiento de la ringwoodita terrestre

El primer indicio de la presencia de ringwoodita con agua en la Tierra provino de un descubrimiento fortuito liderado por un equipo internacional de la Universidad de Alberta en 2014. Los investigadores encontraron una inclusión de ringwoodita dentro de un diamante formado a unos 520 km de profundidad, traído a la superficie por procesos geológicos. Este diamante, originado en la zona de transición, contenía ringwoodita con aproximadamente 1.5% de agua en peso, confirmando que este mineral puede actuar como un reservorio de agua en el manto profundo. Los resultados, publicados en la revista Nature por Pearson et al. (2014), sugieren que grandes cantidades de agua podrían estar almacenadas entre 520 y 660 km bajo la superficie terrestre, posiblemente acumuladas por la subducción de placas oceánicas.

Implicaciones para el ciclo profundo del agua

El descubrimiento de la ringwoodita hidratada ha fortalecido la hipótesis de que el agua de los océanos, lagos y ríos de la Tierra tiene un origen parcialmente interno. A diferencia de otros planetas rocosos, donde el agua superficial pudo escapar al espacio, la Tierra ha retenido grandes cantidades de agua en su manto gracias a minerales como la ringwoodita. Se estima que, si toda la ringwoodita en la zona de transición contiene entre 1% y 3% de agua, el manto podría albergar entre tres y cinco veces el volumen de agua presente en todos los océanos superficiales combinados.

Este hallazgo implica que el ciclo hidrológico terrestre no se limita a la superficie y la atmósfera, sino que se extiende cientos de kilómetros bajo la corteza. El agua atrapada en la ringwoodita puede permanecer en el manto durante millones de años, participando en un ciclo profundo que involucra:

  1. Subducción: Las placas oceánicas hidratadas transportan agua hacia el manto al descender en las zonas de subducción.

  2. Almacenamiento: La ringwoodita y otros minerales hidratados, como la wadsleyita, retienen agua en la zona de transición.

  3. Liberación: Procesos magmáticos y el ascenso de diamantes pueden devolver agua a la superficie, completando el ciclo.

Este ciclo profundo tiene tiempos de residencia extremadamente largos, en escalas de millones de años, y juega un papel crucial en la regulación del agua disponible en la superficie terrestre a lo largo del tiempo geológico.

La zona de transición y los diamantes

En la sección transversal del planeta Tierra, la zona de transición, que separa el manto superior del inferior, es una región de alta presión donde se forman tanto la ringwoodita como los diamantes. Los diamantes actúan como cápsulas del tiempo geológicas, preservando inclusiones de ringwoodita y agua mientras son transportados a la superficie por erupciones volcánicas profundas, como las asociadas a kimberlitas. Estas inclusiones proporcionan una ventana directa al manto profundo, revelando las condiciones químicas y físicas de esta región inaccesible.

Corte transversal del planeta Tierra (Perason et al, 2014)
Corte transversal del planeta Tierra (Pearson et al, 2014). Crédito imagen: Kathy Mather.
Impacto en la comprensión de la Tierra

La presencia de agua en la ringwoodita no solo altera nuestra percepción de la composición del manto, sino que también tiene implicaciones para la dinámica del planeta. El agua almacenada en el manto puede influir en la viscosidad del material mantélico, afectando procesos como la convección y el movimiento de las placas tectónicas. Además, la existencia de estos reservorios profundos sugiere que la Tierra es un sistema hidrológico más complejo de lo que se pensaba, con agua circulando entre la superficie y el interior a lo largo de su historia geológica.

Investigaciones futuras

A pesar de los avances, aún quedan preguntas por responder. ¿Cómo varía la cantidad de agua en la ringwoodita a través del manto? ¿Qué otros minerales hidratados podrían contribuir al ciclo profundo del agua? Las investigaciones actuales buscan analizar más inclusiones en diamantes y realizar experimentos de alta presión en laboratorio para simular las condiciones del manto.

La ringwoodita, con su capacidad para almacenar moléculas de agua en el manto profundo, sugiere depósitos de proporciones colosales, aunque hay que especificar que no se encuentra en forma líquida (es decir, no son “océanos subterráneos”), sino  como millones de moléculas en inclusiones dentro de la estructura cristalina de unidades de ringwoodita hidratada (en forma de grupos -OH). Este mineral no solo es un testigo de los procesos geológicos extremos del interior terrestre, sino también una pieza clave en el rompecabezas del ciclo hidrológico global. A medida que la ciencia avanza, la ringwoodita continúa iluminando los misterios de nuestro planeta, recordándonos que incluso en las profundidades más inaccesibles, el agua —el elemento de la vida— está presente.


Química líquida: El agua en el planeta Tierra


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El agua en el planeta

El agua es el pilar de la vida en la Tierra, cubriendo aproximadamente el 71% de su superficie con un volumen total de 1,386 millones de kilómetros cúbicos. La hidrología, la ciencia que estudia el movimiento, distribución y calidad del agua, nos permite comprender cómo este recurso vital circula a través de la atmósfera, la superficie y el interior del planeta. Sin embargo, solo el 2.5% del agua terrestre es dulce, y menos del 1% está disponible para el consumo humano.

Los descubrimientos recientes sobre el origen del agua, su almacenamiento en el manto profundo y el ciclo profundo del agua han revolucionado nuestra comprensión de la hidrología, revelando un sistema global más complejo y dinámico de lo que se pensaba. Este artículo explora estos aspectos, destacando sus implicaciones para la disponibilidad del agua y la habitabilidad de nuestro planeta.

El agua en la Tierra no solo se encuentra en océanos, ríos y lagos, sino también en las profundidades del manto, almacenada en minerales como la ringwoodita. Crédito imagen: NASA.
Hidrología

La hidrología estudia las propiedades físicas, químicas y mecánicas del agua en el océano y otros cuerpos de agua continentales, su distribución y circulación en la superficie del planeta, en el suelo y en la atmósfera. Se encuentra estrechamente relacionada con al menos cuatro áreas básicas: física, química, biología y geología, además de limnología, meteorología y glaciología, lo que le confiere un sabor multidisciplinario único.

Esferas
Modificado de: Brian J. Skinner and Barbara W. Murck, 2011. The Blue Planet: An Introduction to Earth System Science. 3a Edición. John Wiley & Sons

Sin embargo, en nuestro planeta el océano y los sistemas acuáticos están integrados en uno solo, lo que cambia es la forma de estudiarlo y el tipo de procesos que deseamos comprender, así que este término no parece ser el más correcto. Si bien el enfoque analítico, de separar las partes de la realidad para estudiarla es muy útil, para la comprensión profunda de ésta es necesaria la síntesis, es decir, la reintegración de la información.

En contraste, el término “biogeoquímica acuática” hace referencia constante a los aspectos físicos, biológicos y geológicos que están inevitablemente asociados a los procesos químicos en los cuerpos de agua de la Tierra. Hace énfasis en los ciclos biogeoquímicos de los elementos. Además, engloba a todos los tipos de sistemas acuáticos distintos al océano que existen en nuestro planeta como ríos, lagos, embalses, cenotes, charcas, estuarios, fiordos, lagunas costeras, ríos subterráneos y humedales.

Una molécula de agua en el fondo del lago de Chapala puede eventualmente caer como lluvia en los Tuxtlas de Veracruz. Podría ser acarreada por el Río Papaloapan hasta el Golfo de México, donde posteriormente drenará en el Océano Atlántico y probablemente siga su camino hacia el norte, cerca de Islandia donde, tras evaporarse y precipitar en forma de nieve, se vuelva parte de un glaciar por miles de años. Otras moléculas, son arrastradas a grandes profundidades bajo la corteza terrestre, donde se mezclan con el magma y vuelven a salir en forma de vapor o dentro de inclusiones minerales tras una erupción volcánica. Una de esas moléculas puede ser arrastrada por el viento, para nuevamente precipitar -después de millones de años- en el lago de Chapala (si es que todavía existe, por supuesto, aunque seguramente se habría desplazado unos cuantos kilómetros).

El ciclo del agua en la superficie

La hidrología estudia el ciclo del agua, un proceso continuo que conecta océanos, atmósfera, tierra y organismos vivos. Este ciclo superficial incluye:

Evaporación: El agua de océanos, lagos y ríos se transforma en vapor y asciende a la atmósfera.

Precipitación: El vapor se condensa formando nubes, que liberan agua en forma de lluvia, nieve o granizo.

Escorrentía: El agua fluye sobre la superficie, alimentando ríos, lagos y océanos.

Infiltración: Parte del agua se filtra al suelo, recargando acuíferos subterráneos.

Estos procesos son impulsados por la energía solar y regulan la distribución del agua dulce, esencial para la agricultura, el consumo humano y los ecosistemas. Sin embargo, la hidrología no se limita a la superficie. Avances recientes han demostrado que el ciclo del agua se extiende al interior profundo de la Tierra, conectando la hidrología superficial con procesos geológicos.

El origen del agua en la Tierra

Una de las preguntas centrales de la hidrología es, ¿cuál es el origen del agua en la Tierra? ¿De dónde salió? Toda el agua actualmente presente sobre la superficie de la Tierra proviene de su interior (aunque hay discusión en esto, ya que se pensaba que provino de los cometas que han chocado con nuestro planeta y una mínima cantidad pudo provenir de esta fuente), la cual ha ido liberando progresivamente, desde su formación hace 4,600 millones de años. Aunque este proceso aún continúa, se calcula que el agua que formó los océanos y atmósfera actuales había salido ya desde hace 2,500 millones de años, y que la tasa de degasificación actual es mucho menor.

La diferencia con otros planetas, en cuanto al contenido de agua, se debería a que éstos no pudieron retenerla sobre su superficie y el agua escapó al espacio. Más recientemente, con el  descubrimiento de un diamante formado a 600 km de profundidad en la zona de transición del manto terrestre, que contiene una inclusión del mineral ringwoodita y varias moléculas de agua (este mineral puede contener entre 1-3% de agua en peso) se fortalece la hipótesis de que el agua de los lagos, ríos y océanos provino del interior. Si toda la ringwoodita del manto contiene esta cantidad de agua, se estima que en el manto hay casi cinco veces la cantidad de agua que en todos los océanos juntos. Esto implica también que el ciclo hidrológico penetra cientos de kilómetros bajo la superficie de la Tierra, con tiempos de residencia en profundidad en escala de millones de años.

El primer descubrimiento en la Tierra de ringwoodita fue realizado por un equipo internacional encabezado por la Universidad de Alberta  y podría indicar la presencia de grandes cantidades de agua entre 400 y 700 km de profundidad bajo la superficie terrestre.  Crédito: Universidad de Alberta. Fuente : phys.org
Hipótesis acerca del origen del agua

Hace 4,600 millones de años, la Tierra se formó en un entorno caliente y seco, donde el agua líquida no podía existir. Entonces, ¿de dónde proviene el agua que hoy sustenta la vida? Los científicos proponen dos fuentes principales:

  1. Aporte Externo: Durante el Bombardeo Intenso Tardío, hace unos 4,000 millones de años, cometas y asteroides ricos en agua colisionaron con la Tierra. Los cometas, con grandes cantidades de hielo, y los asteroides condríticos, que contienen minerales hidratados, liberaron agua al impactar. Análisis isotópicos (deuterio/hidrógeno) de meteoritos condríticos muestran similitudes con el agua terrestre, apoyando esta hipótesis.

  2. Origen Interno: Parte del agua pudo haber estado presente desde la formación del planeta, atrapada en minerales del manto. A través de la desgasificación volcánica, esta agua fue liberada a la superficie durante la formación de la corteza terrestre. Descubrimientos recientes, como el agua almacenada en la ringwoodita, sugieren que el manto profundo ha sido un reservorio clave desde los orígenes de la Tierra.

Es probable que una combinación de estas fuentes haya dotado a la Tierra de su agua, un fenómeno único que la distingue de planetas como Marte o Venus, donde el agua superficial es escasa debido a la pérdida al espacio o procesos geológicos.

El ciclo profundo del agua: una nueva frontera

La hidrología tradicional se centra en el ciclo superficial, pero investigaciones recientes han ampliado este concepto al ciclo profundo del agua, que opera en el manto terrestre a profundidades de 520 a 660 km, en la zona de transición. Aquí, minerales como la ringwoodita, una forma de alta presión del olivino, pueden almacenar hasta un 3% de su peso en agua en forma de grupos hidroxilo (OH⁻). Un estudio de 2014 publicado en Nature (Pearson et al.) encontró ringwoodita hidratada en un diamante formado en el manto, confirmando que el manto podría contener entre tres y cinco veces el volumen de agua de todos los océanos superficiales.

El ciclo profundo del agua involucra:

  1. Subducción: Las placas oceánicas hidratadas transportan agua al manto en zonas de subducción.

  2. Almacenamiento: Minerales como la ringwoodita y la wadsleyita retienen agua en la zona de transición durante millones de años.

  3. Liberación: Procesos magmáticos o el ascenso de diamantes devuelven pequeñas cantidades de agua a la superficie.

Este ciclo opera en escalas de tiempo geológicas, conectando la hidrología superficial con la geodinámica del manto. La presencia de agua en el manto influye en la viscosidad del material mantélico, afectando la convección y el movimiento de placas tectónicas, que a su vez moldean la superficie terrestre.

Implicaciones para el origen y disponibilidad de agua

A pesar de la abundancia aparente de agua, su disponibilidad es limitada:

  • 97.5% es agua salada en océanos, no apta para consumo directo sin desalinización.
  • 2.5% es agua dulce, distribuida así:
    • 68.7% en glaciares y casquetes polares, inaccesibles para uso inmediato.
    • 30.1% en acuíferos subterráneos, a menudo costosos de extraer.
    • 1.2% en aguas superficiales (ríos, lagos), de las cuales solo una fracción es accesible.

Esta escasez de agua dulce accesible, junto con el aumento de la demanda por el crecimiento poblacional, la agricultura intensiva y la industria, representa un desafío global. El cambio climático agrava la situación al alterar los patrones de precipitación, reducir la recarga de acuíferos y acelerar el derretimiento de glaciares, disminuyendo la disponibilidad de agua en regiones vulnerables.

El descubrimiento de agua en el manto, almacenada en minerales como la ringwoodita, revela que la Tierra posee reservorios mucho mayores de lo imaginado. Aunque esta agua profunda no es utilizable directamente, su existencia sugiere que la Tierra ha mantenido grandes cantidades de agua a lo largo de su historia, lo que ha sido crucial para su habitabilidad.

Los avances en la comprensión del ciclo profundo del agua y el papel de la ringwoodita tienen implicaciones profundas:

  • Origen del Agua: La existencia de agua en el manto apoya la idea de que una porción significativa del agua terrestre tiene un origen interno, complementando el aporte de cometas y asteroides. Esto sugiere que la Tierra pudo haber sido habitable desde sus primeras etapas, con agua disponible para la formación de océanos y la vida.

  • Disponibilidad a Largo Plazo: Aunque el agua del manto no es accesible para uso humano, su almacenamiento en minerales como la ringwoodita indica que la Tierra tiene una capacidad única para conservar agua a lo largo de miles de millones de años. Este reservorio profundo pudo haber amortiguado la pérdida de agua al espacio, asegurando la habitabilidad del planeta.

  • Hidrología Global: El ciclo profundo del agua amplía el alcance de la hidrología, integrando procesos superficiales y profundos en un sistema unificado. Esta conexión sugiere que fenómenos como el volcanismo, que libera agua del manto, han contribuido a la recarga de los océanos a lo largo del tiempo geológico.

  • Dinámica Planetaria: El agua en el manto influye en procesos geológicos clave, como la formación de continentes y la actividad tectónica, que han creado las condiciones para la vida. Comprender estos procesos ayuda a los hidrólogos a predecir cómo los cambios en el ciclo del agua, tanto superficial como profundo, podrían afectar el futuro del planeta.

Desafíos y futuras investigaciones

La hidrología enfrenta retos para integrar el ciclo profundo en los modelos globales del agua. Preguntas abiertas incluyen: ¿Cuánta agua está almacenada en el manto? ¿Cómo interactúan los ciclos superficial y profundo a lo largo del tiempo? ¿Qué otros minerales hidratados contribuyen al reservorio profundo? Los científicos están utilizando técnicas como la espectroscopia de inclusiones en diamantes, experimentos de alta presión y modelado geofísico para responder estas preguntas. Estos estudios no solo enriquecerán la hidrología, sino que también podrían ofrecer pistas sobre la presencia de agua en exoplanetas rocosos.

La hidrología revela que el agua de la Tierra es un recurso dinámico, circulando entre la superficie, la atmósfera y el manto profundo. Desde su origen en cometas, asteroides y la desgasificación primordial hasta su almacenamiento en minerales como la ringwoodita, el agua ha sido esencial para la habitabilidad del planeta. El ciclo profundo del agua amplía nuestra visión de la hidrología, mostrando un sistema global que conecta procesos geológicos con la vida. En un contexto de creciente escasez de agua dulce, comprender estos procesos es crucial para proteger este recurso vital y desentrañar los secretos de nuestro planeta azul.