Mecanismos de formación de karst en Yucatán

Mecanismos de formación de karst en Yucatán
Artículo publicado en Revista Geotecnia (267)
Sociedad Mexicana de Ingeniería Geotécnica, A.C. (SMIG)
https://smig.org.mx/revista-digital-smig/267/mecanismos_formacion.php

NOTA TÉCNICA

Mecanismos de formación de karst en Yucatán

Los rasgos más característicos en el karst incluyen desde lomeríos, dolinas, cenotes, pozos verticales y manantiales hasta complejos sistemas subterráneos de drenajes y cuevas, características que son resultado de la acción de disolución del agua sobre el lecho rocoso. Los sistemas de drenaje subterráneo pueden ser tan extensos que algunas expresiones kársticas podrían verse afectadas por perturbaciones que ocurren a kilómetros de distancia del área afectada. Asociadas a las geoformas kársticas conviven flora y fauna cuyo ciclo de vida depende del entorno único de estos sistemas; incluso ligeras perturbaciones pueden tener impactos significativos sobre ellas.

El paisaje kárstico posee características topográficas propias e hidrogeológicas únicas. Los proyectos de construcción sobre topografía kárstica deben ser extremadamente sensibles a potenciales impactos y tomar las precauciones posibles para prevenirlos o minimizarlos.

¿Qué es el karst?

Las rocas compuestas por carbonatos (principalmente de calcio y magnesio) constituyen el reservorio de carbono (C) más grande del planeta Tierra. La mayor parte de los carbonatos se forman en los océanos y una parte considerable ocurre en plataformas someras de carbonatos que cubren 800,000 km2 de la superficie terrestre. Estos minerales de carbonato son fácilmente meteorizados, ya que se encuentran cerca de la superficie y retienen su porosidad primaria, mientras que la disolución producida por el flujo de agua conduce a incrementos en su permeabilidad de varios órdenes de magnitud.

El desarrollo de redes subterráneas de drenaje organizadas y cada vez más eficientes, principalmente por disolución, que llamamos karstificación, da como resultado una pérdida de masa a través del sistema acuífero. Al menos un 16% de la superficie terrestre está formada por carbonatos, y sus funciones hidrogeológicas proporcionan alrededor del 25% del suministro de agua potable del mundo (Ford y Williams, 2007). La creciente explotación de los recursos en terrenos kársticos, como el agua y la piedra para construcción, provoca graves impactos ambientales. Desafortunadamente, el número de áreas kársticas afectadas por la contaminación del agua, la degradación del paisaje y otros impactos está creciendo muy rápidamente, y el daño causado a infraestructura por colapsos muestra una tendencia creciente (Waltham y Fookes, 2003; Waltham et al., 2005).

En escala geológica, los procesos de disolución generan cavidades y conductos que van creciendo con el tiempo hasta formar extensas galerías subterráneas e intrincadas cuevas. A este proceso le llamamos karstificación o carstificación, ya que el nombre viene de una localidad que describe sus característicos paisajes: el Karst o Carso en los Balcanes. Por esta razón, solemos escuchar que el tipo de suelo en la península es de tipo “kárstico” o “cárstico”, que es más propiamente un tipo de roca soluble en el que suceden procesos de karstificación.

El karst no es un tipo de roca, es un proceso geomorfológico posdeposicional que sucede en rocas de diferentes orígenes: halita, calcita, dolomía y yeso, es decir, minerales que son solubles o parcialmente solubles a la acción de los flujos de agua superficial y subterránea. El karst de roca carbonatada o caliza está mejor desarrollado en las regiones tropicales y templadas húmedas, debido a la mayor disponibilidad de dióxido de carbono en el suelo y a las mayores cantidades de lluvia, que incrementa la disolución.

El karst o carso yucateco

En la actualidad, la de Yucatán es una de las más grandes plataformas de carbonatos en escala global. Uno de los rasgos distintivos del norte de esta península son los cenotes y dolinas (un cenote es una dolina cuya base sobrepasa el nivel freático), sartenejas, conductos o tubos de disolución, así como cavernas y extensos sistemas de cuevas. Hace millones de años, la península era muy diferente de como la conocemos actualmente. Desde entonces ha sufrido modificaciones radicales a causa de cambios climáticos en el planeta. Un ejemplo de estos cambios fue el periodo de la última glaciación o Era de Hielo –hace unos 20,000 años–, cuando el nivel del mar se encontraba 120 metros por debajo de su nivel actual y muchos de los cenotes y cuevas en las que hoy podemos bucear se encontraban secos. Desde entonces, el nivel del mar ha aumentado más o menos gradualmente y muchas cuevas fueron inundadas.

La porción que conocemos como la Península de Yucatán –por encima del nivel del mar– es solamente una parte de la plataforma de carbonatos que fue creciendo desde el fondo marino sobre el Bloque de Yucatán por acumulación de millones de esqueletos de organismos marinos que utilizan el carbonato de calcio para formar sus huesos, conchas, espículas y otras partes del cuerpo. Al morir, se depositaron sobre el fondo para compactarse y endurecerse junto con arcillas finas al paso de millones de años. El crecimiento de la plataforma se da a través de la deposición de carbonato biogénico, es decir, proveniente de organismos vivos y, además, es un proceso que necesariamente sucede debajo del agua.

La roca caliza así formada y endurecida por litificación se caracteriza por una alta permeabilidad y un bajo gradiente hidráulico, donde el agua de origen meteórico se infiltra y acumula en el subsuelo para formar una lente delgada de agua dulce que flota sobre una masa de agua salina, más densa, cuyo origen es la intrusión marina. El contacto entre ambas masas de agua, dulce y marina, forma una zona de mezcla o haloclina. La lente de agua dulce constituye la única fuente de agua para consumo en la Península de Yucatán desde la prehistoria, renovable solamente por la lluvia estacional. Este acuífero es, por sus características, intrínsecamente vulnerable a la contaminación.

El funcionamiento del acuífero depende del conjunto de procesos hidrológicos, geológicos, químicos y biológicos que suceden en la roca madre o matriz, la red de fracturas y la red de conductos subterráneos ordenados. El conjunto de estas zonas subterráneas conforma el acuífero kárstico costero: a) la zona de vadosa o de aireación (desde la superficie de la tierra hasta la capa freática), a través de la cual pasa el agua que recarga al acuífero; b) la lente de agua dulce (zona de saturación) y c) la masa de agua salada.

En la costa oriental de Quintana Roo se encuentran extensos sistemas de cuevas, con pasajes ramificados y amplias galerías inundadas, que incluyen las cuevas subacuáticas más largas del planeta: Sistema Sac Aktun y Sistema Ox Bel Ha, en el municipio de Tulum. Además existen muchos otros sistemas de cuevas inundadas que alcanzan un total de 1,650 km y un registro de 360 km de cuevas secas. Para dimensionar la extensión de estos sistemas de cuevas debe considerarse que el área que contiene a Sac Aktun tiene una densidad lineal de cuevas de 2.9 km/km2. En el área de Ox Bel Ha la densidad de cuevas alcanza 5.2 km/km2 (Kambesis y Coke, 2016).

Mecanismos de la karstificación

Espeleogénesis es la palabra que se usa en espeleología y geología para describir el mecanismo de formación de todo tipo de cuevas, cavernas, grutas y cenotes. La hipótesis más aceptada propone una secuencia de pasos en la karstificación, que consiste en la combinación de al menos tres mecanismos: disolución de la roca caliza, colapso del techo y crecimiento (formación de espeleotemas).

Disolución y sistema de carbonatos

La velocidad de disolución de la roca depende de la solubilidad y la constante de velocidad de disolución específica del mineral constituyente, el grado de saturación del solvente, el área presentada al solvente y el movimiento del solvente (que permite mantenerlo subsaturado). La solubilidad de la caliza en agua pura es extremadamente baja y es comparable a la de los silicatos; por tanto, el factor clave es el dióxido de carbono (CO2), ya que las reacciones acuosas de este gas con la caliza producen bicarbonato, que es muy soluble. La reacción se puede simplificar en la bien conocida ecuación:

CaCO3 (s) + CO2 (g) + H2O (ac)    Ca2+(ac) + 2H2CO3(ac)

que describe la reacción química de formación y disolución de la roca caliza formada por carbonato de calcio en condiciones ambientales normales en sistemas acuáticos; estado sólido (s), gaseoso (g) y acuoso/líquido (ac).

Esta reacción muestra también que, en una eventual acidificación del océano como consecuencia del cambio climático global, habrá una tendencia a la disolución, ya que el CO2 (g) de la atmósfera, al disolverse en el agua, vuelve a esta más ácida y reactiva. Esta ecuación química leída en sentido inverso indica el proceso de desgasificación y precipitación de carbonato de calcio, un importante mecanismo en la formación de estalactitas, estalagmitas y otros espeleotemas.

Esto es una simplificación excesiva de los muy complejos procesos y cinéticas de disolución, que pueden consultarse a detalle en revisiones de amplia profundidad y complejidad (White, 1988; Dreybrodt, 2000; Ford y Williams, 2007). El agua de lluvia contiene sólo una pequeña cantidad de CO2; la mayor parte del dióxido de carbono es biogénico, derivado de la descomposición de materia orgánica en los suelos, y el agua de lluvia que se infiltra a través del suelo lo disuelve y transporta. En la interfase de capas dulce y salada (haloclina) existe un gradiente de temperatura y salinidad y, sobre todo, diferencias en la saturación de CO2 que le proporcionan un poder corrosivo mayor hacia la roca caliza. Al bucear en las cuevas es posible observar que sobre la haloclina los pasajes generalmente son más anchos, una señal de que la disolución es mayor en esa zona y que es un proceso en continuo desarrollo.

Otro tipo de disolución, de origen biológico, es el que se presenta en el interior de algunos cenotes, donde bacterias descomponen la materia orgánica y producen ácido sulfhídrico (H2S), un poderoso corrosivo que, al disolverse y concentrarse sobre la superficie de la haloclina, se observa en forma de “nube” y resulta tóxico para los organismos que respiramos oxígeno. Al entrar en contacto con las capas superficiales, que pueden contener un poco de oxígeno disuelto, el ácido sulfhídrico se transforma en ácido sulfúrico (H2SO4), también un ácido fuerte y potente corrosivo de la roca caliza.

En el segundo mecanismo, cuando el nivel del mar ha bajado durante periodos glaciales, desciende también el nivel del acuífero y deja una cavidad o cueva llena de aire donde, por falta de soporte, colapsan y se desploman diferentes secciones del techo, y así se forma un cenote. Al final del periodo glacial se descongelan los polos, aumenta nuevamente el nivel del mar e inunda la cueva.

Sabiendo que la mayor disolución ocurre en la zona de mezcla entre el agua dulce y salada, la cual sube o baja dependiendo del nivel del mar, se puede entender la razón por la cual existen diferentes niveles de cuevas a distintas profundidades. Al cambiar el nivel del mar, la haloclina se desplaza y empieza a disolver la roca a diferente profundidad, con lo que empieza otro “nivel” de cuevas.

De manera natural, los colapsos intermitentes a lo largo de los sistemas de cuevas van abriendo ventanas hacia la superficie, por donde es posible ingresar a los conductos y pasajes. Generalmente, los cenotes en la parte oriental de Quintana Roo se forman por el colapso del techo de cuevas formadas durante periodos muy largos, cuando la profundidad de la haloclina ha permanecido por mucho tiempo más o menos en la misma posición y ha ensanchado galerías y pasajes. Los cenotes son complejos sistemas acuáticos y cuentan con conexiones a corrientes subterráneas que favorecen la circulación de agua; de ahí proviene la manera coloquial de llamar a las cuevas freáticas o inundadas como “ríos subterráneos”.

Finalmente, el tercer paso asociado al proceso de karstificación es el responsable de la formación de estalactitas, estalagmitas, columnas, coladas y otros espeleotemas por acumulación del material disuelto en el primer paso. En la formación de espeleotemas está involucrada la desgasificación, la expulsión del CO2 del agua al entrar esta en un ambiente de cueva diferente al del exterior, lo que provoca la precipitación de carbonato de calcio (la ecuación química presentada anteriormente, leída de derecha a izquierda). En el caso de las cuevas inundadas, este proceso ya no sucede.

Peligro geológico asociado al karst

Cualquier oquedad presente en el subsuelo constituye un elemento de debilidad dentro de un macizo rocoso, y el karst se distingue por tener las cavidades naturales más grandes, donde la falla del techo puede representar un riesgo geológico significativo. Asegurar la permanencia de las condiciones naturales de los sitios kársticos es fundamental por su importancia ambiental y cultural, así como por razones de seguridad. Los colapsos se presentan donde las cavidades o pasajes de las cuevas se agrandan más allá de los límites de la propia estabilidad del techo. La falla puede ser iniciada o acelerada por las cargas impuestas durante trabajos de construcción y constituye un riesgo geológico importante donde existen grandes cuevas a poca profundidad, como es el caso de la costa oriental de la Península de Yucatán.

Colapsos naturales y colapsos inducidos

La mayor parte de los colapsos se heredan de procesos naturales de disolución y erosión; sin embargo, el principal riesgo geológico a infraestructura es generado por cavidades y conductos que están activos en la actualidad y con potencial desarrollo de eventos de falla. El riesgo de nuevos hundimientos nunca se puede eliminar por completo, pero puede reducirse a niveles bajos y aceptables mediante un adecuado control de drenaje del agua subterránea (Waltham, 2008).

Los colapsos inducidos por actividades humanas pueden separarse en dos grupos: aquellos derivados de prácticas de uso del suelo y extracción de agua subterránea, y aquellos derivados de actividades y prácticas asociadas a construcción y desarrollo de infraestructura. Muchas actividades de construcción modifican el drenaje local tanto superficial como subterráneo. Al modificar la cobertura vegetal e inducir infiltración concentrada con obras de drenaje en sitios particulares, se fomenta la disolución de la roca, que puede generar nuevos colapsos. El relleno de cavidades y cambio de pendientes también modifica el drenaje local, deriva en zonas inundables y crea nuevas zonas de disolución activa que representan un impacto potencial acumulativo (Tihansky, 1999).

Las prácticas de ingeniería civil más comunes incluyen la perforación y pilotaje, inyección de concreto en cavidades subsuperficiales, construcción de refuerzos y difusores de tensión para dar soporte a la construcción y la compactación con martillo hidráulico o el uso de aplanadoras vibratorias para inducir colapsos de zonas débiles que se reforzarán posteriormente. Estas prácticas son únicamente paliativos de un problema que requiere un entendimiento integral que desde la planeación incluya todos los estudios y esfuerzos para prevenir impactos negativos. Además, aunque los colapsos pueden tener impactos estructurales locales, pueden generar efectos regionales en el agua subterránea como recurso al transportarse largas distancias. Debido a que el material del colapso interactuará física y químicamente con el agua, pueden registrarse cambios en parámetros como turbidez, conductividad y oxígeno disuelto.

Identificación del karst

A menudo es difícil determinar claramente el tipo y la extensión de las expresiones kársticas en un área, debido a los complejos y variados procesos involucrados en su formación. La investigación inicial debe incluir el uso de datos geotécnicos existentes. Se debe realizar una prospección geológica del área inmediata y circundante del sitio para determinar las características kársticas y considerar la participación de consultores geotécnicos especializados en karst.

La identificación y delineación de las geoformas kársticas debe incluir: ubicación, distribución y dimensiones de las cavidades; profundidad y configuración de la roca en superficie; variación en las características físicas de los suelos; calidad del agua subterránea y sus patrones de flujo. Por lo enunciado anteriormente, resulta necesario identificar las formaciones kársticas en el contexto del drenaje local a una escala entre decenas y centenares de metros, para prevenir efectos y minimizar impactos. Es recomendable contar con una caracterización detallada usando métodos de exploración geológica-geofísica directos e indirectos complementarios y analizarlos con el enfoque del karst, para la identificación de estructuras de alta vulnerabilidad.

Entre estos métodos se pueden mencionar estudios directos que incluyen prospección geológica, mapeo y sondeos mixtos con recuperación de núcleo de roca para análisis en laboratorio; estudios indirectos de geofísica aplicada (eléctricos, electromagnéticos, gravimétricos y sísmicos) para caracterizar el karst en cuanto a estrato de roca seca, zona vadosa, estratos de roca saturada, conductos de drenaje subterráneo, estrato de agua dulce, estrato de zona de mezcla y estrato de agua salada. Pueden realizarse cálculos analíticos con los parámetros de la roca local, modelos numéricos de desplazamiento de elemento finito, así como estudio de cargas dinámicas.

Conclusiones

El karst presenta con frecuencia condiciones difíciles para los ingenieros y, a menudo, aquellos que sólo están familiarizados con roca insoluble lo entienden de manera inadecuada. Resulta necesario el reconocimiento de la escala de los riesgos geológicos, ya que una comprensión integral del karst es esencial para una buena práctica en ingeniería. Una respuesta exitosa de ingeniería al riesgo geológico del karst requiere el conocimiento profundo de los mecanismos de karstificación, de los flujos de agua subterránea, colapsos y subsidencias, para que la generación moderna de ingenieros pueda diseñar estructuras y edificios seguros en este difícil terreno.


Referencias

Dreybrodt, W., & Eisenlohr, L. (2000). Limestone Dissolution Rates in Karst Environments. In A. Klimchouk, D. C. Ford, A. N. Palmer, & W. Dreybrodt (Eds.), Speleogenesis: Evolution of Karst Aquifers (pp. 136-148). National Speleological Society, Huntsville, AL. ISBN 1-879961-09-1.
https://doi.org/10.1016/S0022-1694(00)00341-3

Ford, D. C., & Williams, P. (2007). Karst Hydrogeology and Geomorphology.  (Rev. ed.). John Wiley & Sons, Ltd. ISBN:9781118684986
https://doi.org/10.1002/9781118684986

Kambesis, P. N., and Coke, J. G., (2016). The Sac Actun System, Quintana Roo, Mexico. Boletín Geológico y Minero, 127 (1): 177–192. ISSN: 0366-0176
https://web.igme.es/Boletin/2016/127_1/BG_127-1_Art-12.pdf

Monroy-Rios, E. (2020). Advancements in our Understanding of the Yucatán Platform: Sedimentary Geology and Geochemistry, Speleogenesis, Chicxulub Ring of Cenotes, and Tectonic Stability. PhD dissertation, Northwestern University.
https://www.proquest.com/docview/2469739315

Monroy-Ríos, E (2016) Espeleogénesis ¿Cómo se formaron cuevas y cenotes? Karst Geochemistry and Hydrogeology (Blog personal). Artículo publicado el 20 de mayo, 2016. Recuperado de:
https://sites.northwestern.edu/monroyrios/2016/05/20/espeleogenesis/

Tihansky, A. B. (1999). Sinkholes, West-Central Florida. A link between surface water and ground water. In: D. Galloway, D. R. Jones, & S. E. Ingebritsen (Eds.), Land subsidence in the United States: U.S. Geological Survey Circular 1182 (pp. 121–140). https://fl.water.usgs.gov/PDF_files/cir1182_tihansky.pdf

Waltham, A. C. (2008). Sinkhole hazard case histories in karst terrains. Quarterly Journal of Engineering Geology and Hydrogeology, 41(3), 291–300. https://doi.org/10.1144/1470-9236/07-211

Waltham, A. C., Bell, F., & Culshaw, M. (2005). Sinkholes and Subsidence. Karst and Cavernous Rocks in Engineering and Construction (A. C. Waltham, F. Bell, & M. Culshaw, Eds.). Springer Berlin, Heidelberg, 386 pp. https://doi.org/10.1007/b138363

Waltham, A. C., & Fookes, P. G. (2003). Engineering classification of karst ground conditions. Quarterly Journal of Engineering Geology and Hydrogeology, 36(2), 101–118. https://doi.org/10.1144/1470-9236/2002-33

White, W. B. (1988). Geomorphology and Hydrology of Karst Terrains. New York: Oxford University Press. ISBN 0-19-504444-4, 464 pp. https://doi.org/10.1002/jqs.3390040211


Emiliano Monroy Ríos
Licenciado en Química con maestrías en Ciencias del Mar y Limnología y en Geología; doctor en Geoquímica. Técnico académico en el Centro de Investigación Científica de Yucatán. Buzo de cuevas y consultor profesional en riesgos geológicos en el karst.

Observaciones a la MIA del Tramo 5 del Tren Maya

ANÁLISIS DE LA MANIFESTACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL MODALIDAD REGIONAL (MIA-R) DEL PROYECTO
“TREN MAYA TRAMO 5 SUR”

Clave del proyecto 23QR2022V0020
Consulta Pública, Mayo, 2022

Aquí se pueden revisar los documentos del análisis que un grupo de académicos, expertos y activistas realizamos sobre la Manifestación de Impacto Ambiental del Proyecto Tren Maya Tramo 5 Sur.

En el documento participamos, entre otros:

Dra. Sarah Cristina Ayala Azcárraga
Dra. María Fernanda Lases Hernández
Dr. Emiliano Monroy Ríos
Candidata a Dra. Inari Sosa Aranda
Candidato a Dr. Fernando Calderón Gutiérrez
Candidato a Dr. Rodrigo Pacheco Muñoz
Biól. Shanty Daniela Acosta Sinencio
Biól. Jose Daniel Graf Pérez
Candidato a Dr. Angel Merlo Galeazzi
M. Eugenio Fernández Vázquez

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Nuestras observaciones de la Manifestación de Impacto Ambiental del Proyecto Tren Maya Tramo 5 Sur:

Along the routes of the “Tren Maya”

Leer en Español

One of the distinctive features of the northern Yucatán Peninsula is its relatively flat topography, devoid of valleys or mountains, with elevations barely exceeding 30 meters. The terrain is primarily composed of limestone, or sascab (white earth), which contains calcium and magnesium carbonates that are slightly soluble in water.

In this type of rock, dissolution processes of the limestone are common, creating voids and conduits that grow over time, forming extensive underground galleries and intricate cave systems. This process is called karstification, derived from the Karst region in Slovenia, which has served as a reference for describing its characteristic landscapes. For this reason, the soil in the peninsula is often referred to as “karst,” more accurately describing a mass of rock that has undergone the geomorphological processes of karstification. In fact, this process continues to occur today.

Systematic exploration of the underwater caves in Quintana Roo began in Tulum in the mid-1980s. Various diving teams started exploring the region’s cenotes and discovered extensive passages that expanded as they connected their records.

Underwater Caves of Quintana Roo

Cuevas subacuáticas de Quintana Roo
In the Tulum area, over 630 kilometers of underwater caves have been explored and mapped in nearly 35 years of exploration. In Quintana Roo, approximately 1,800 kilometers of known caves exist, with many more yet to be explored (QRSS, 2019). The Tren Maya project must ensure their preservation. It should be noted that the presented image contains data from the National Risk Atlas (CENAPRED/SEGOB), where the caves are misaligned and distorted compared to original exploration maps.

The longest underwater cave on Earth is located beneath the municipality of Tulum in Quintana Roo, Mexico. It spans over 360 kilometers at an average depth of 21 meters and a maximum depth of 120 meters in a deep cavity called “El Pit.” The Sac Aktun System, meaning “white cave,” discharges infiltrated rainwater through the rock into the Caribbean Sea via springs and inlets such as Xel Ha and Yalkú. When sea levels drop, caves previously filled with water become air-filled, losing support and causing the collapse of the roof in various sections, creating access points to the cave. The Sac Aktun System has over 220 cenotes.

Speleogenesis: How were caves and cenotes formed?

Divers explore the Sac Aktun underwater cave system beneath the Tulum area. Photo: Gran Acuífero Maya Project.

Anthropological Findings

The extensive cave system beneath the Yucatán Peninsula has proven to be a guardian of invaluable anthropological and paleontological treasures for understanding history. Remains of Pleistocene animals and humans, dating back long before the Maya civilization, have been found in its underwater passages and galleries. Underwater, these caves provide a unique environment for preserving human and animal remains.

The Woman of Las Palmas raises new questions about how and when our ancestors arrived on this continent.

In 2006, the nearly complete (90%) skeleton of the “Woman of Las Palmas” was found in another underwater cave 4.5 km from Tulum, corresponding to a woman aged 45–50 years and 1.52 meters tall. These findings are key to understanding the peopling of our continent.

A few years earlier, in 2004, the remains of the “Woman of Naharon,” aged 20–25 years, were found at a depth of 23 meters and 370 meters from the nearest entrance in the Naranjal System. Her remains were dated to 13,600 years ago, although this date is under dispute, and further dating is ongoing.

The Chan Hol II archaeological site before it was vandalized. The skeleton was originally complete and nearly articulated. Photograph by Nick Poole and Thomas Spamberg (Stinnesbeck et al., 2017).

The “Youth of Chan Hol” was found in the Chan Hol cenote of the 32-km-long Toh Ha System. The body was possibly placed in a funerary ceremony at the end of the Pleistocene, when sea levels were 120 meters lower and before the caves the youth explored were flooded. Isotope analysis of a speleothem associated with the bone suggests an age of ~13,000 years. In February 2012, various media reported the findings, and days later, the cave was vandalized, with many bones stolen between March 16–23 by unidentified individuals. For this reason, many locations are kept secret.

The Story of Naia

In March 2008, in the Aktun Hu section of the Sac Aktun System, in a place called “Hoyo Negro,” the remains of a woman aged 15–17 years, named Naia, were found at a depth of 42 meters, with an estimated age of 12,000–13,000 years.

Álvarez, one of the original divers who discovered Hoyo Negro, an underwater cave in the Yucatán Peninsula filled with ancient human and animal bones, later returned as part of an expedition to recover and study Naia, one of the oldest and best-preserved skeletons ever discovered in the Americas.

Exploring divers found her in her underwater tomb, alongside remains of other animals identified as saber-toothed cats, gomphotheres (related to modern elephants), giant tapirs, boars, bears, pumas, bobcats, coyotes, coatis, and bats.

In the years following the discovery, careless divers handled the remains, and to prevent further interference, the bones were removed from the cave between 2014 and 2016, enabling further scientific studies. Mitochondrial DNA analysis of Naia has indicated a genetic link between Paleo-Americans and modern Native Americans.

Left: Naia’s facial reconstruction reveals that the first humans to set foot on the continent did not closely resemble Native Americans, though genetic evidence confirms their shared ancestry. Right: The cave was predominantly dry during Naia’s short life; she may have fallen while exploring its dark passages. Recreation: J Chatters / Applied Paleoscience: T McClelland / Photography: T Archibald / Art (right): J Foster (National Geographic, 2015).

Carbon-14 dating of her tooth enamel yielded a maximum age for Naia of approximately 12,900 years. Calcium carbonate accumulations that grew over Naia’s bones have been dated to 12,000 years using the uranium-thorium (U/Th) method.

The Karst-Anthropogenic System

The caves and cenotes of the Yucatán Peninsula have been used as shelters and for other activities for a long time. Based on their use, they could be subdivided into sanctuaries, utility rooms, and places where water and sascab were extracted.

Cenote Xtacumbilxunan, in Bolonchén (‘nine water wells’), Campeche. This village escaped the 1833 cholera epidemic. The only source of freshwater flows deep beneath thick layers of limestone. Lithograph by H Warren. Image published in “Views of Ancient Monuments in Central America, Chiapas and Yucatan” – Frederick Catherwood (1844).

Caves with natural lighting were used as workspaces: pottery, grinding stones, and other stone items have been found in them. The third group of caves was used to collect clay or sascab for making pottery or as stucco for finishing house walls. It is evident that the underground cavities were partially modified or rebuilt during their use by their inhabitants.

Handprints in a cave in Yucatán (Pic: Sergio Grosjean).

In the 1980s, the Yucatán Peninsula, particularly Quintana Roo, experienced the beginning of a tourism development boom and a significant transformation of the karst system with a strong anthropogenic component.

Cave and cenote systems are subject to mechanical destruction by explosives or machinery, as occurs in many sites adapted for “rafting” in phreatic caves (underground rivers), which increases the infiltration of contaminants into deeper layers.

Currently, the impact on the karst landscape of the Yucatán Peninsula is considerable, also associated with tourism and intensive visits to archaeological zones, caves, and cenotes.

Punta Cancún, where a portion of Cancún’s hotel zone is located.

The Tren Maya, if completed, must safely address the technical challenges of crossing over the world’s largest underwater cave systems, such as the Sac Aktun and Ox Bel Ha systems. Like these, dozens of systems exist along the eastern coast of Quintana Roo.

The most comprehensive list and associated maps of Quintana Roo’s underground systems are published by the Quintana Roo Speleological Survey (QRSS).

Source: QRSS. Updated July 18, 2019.

Hydrogeological System

The Sac Aktun System is just one of many caves that discharge infiltrated rainwater from the subsurface into the Caribbean Sea, acting as natural drains. Collapses in various roof sections have formed over 220 cenotes, used for commercial and recreational purposes around the Tulum area.

Sac Aktun System. Photograph: Gran Acuífero Maya (GAM)/INAH Archive.

The area containing Sac Aktun has a cave density of 2.9 km/km². In the Ox Bel Ha area, the cave density reaches 5.2 km/km². These cave systems maintain the hydrological balance of the region by discharging infiltrated rainwater into the Caribbean Sea.


Today, the term “cenote” is used to designate any underground space with water and an opening to the outside. Cenotes form when thin sections of the roof collapse onto the cavities along the cave, creating new entrances to the underground world.

In the Samulá cenote in Valladolid, Yucatán, one can clearly observe the pile of rocks that collapsed from the roof on the floor. Recent stalactites and roots descending from the surface in search of water are also visible.

Samulá Cenote. Photograph: @Caminomascorto.

For example, in the Suytun cenote, also near Valladolid, the collapsed rocks were used to build a platform for visitors.

Suytun Cenote. Image: Fun&Travel.

The collapsing roof sections can be small or very large, leading underground to wide galleries or narrow water-filled passages. Cenotes are also entry points for light and organic matter into the hydrogeological system, interacting with groundwater.

As seen, underwater cave systems discharge infiltrated water from the jungle into the Caribbean Sea. Occasionally, large sections of the cave roof near the coast collapse, forming “caletas” such as the well-known Xel Ha, Xcaret, and Yalkú, with significant groundwater flows into the ocean.

It can also happen that caves extend beyond the coastline and discharge ‘fresh’ water directly through openings in the shallow seafloor. These are called “ojos de agua” (water springs), which are very common, for example, in the Puerto Morelos reef lagoon.

Distribution of coastal discharges and water springs in northeastern Quintana Roo. Black dots represent water springs, and red lines represent cave systems (Kambesis, 2016 / Cave data: QRSS).
Water spring in Puerto Morelos, Quintana Roo.

Between Akumal and Playa del Carmen, 330 km of passages in over 250 dry caves have been recorded, some just above the current sea level in the epiphreatic zone, which experiences periodic flooding. The largest is the Pool Tunich System (Río Secreto), with 51.9 kilometers in length. Within this 234 km² area, the cave density is 0.5 km/km².

Pool Tunich System (Río Secreto). Peter Sprouse Teams, 2018.

Other dry cave systems include the Sac Muul System and the Alux System, which extends beneath Federal Highway #307 near Puerto Aventuras.

Alux Sur System, Puerto Aventuras, Quintana Roo (Alux Survey Team, 2008).

Risks in the Karst

In some places, the roof thickness is less than 1.5 meters. Inside the cave, it is possible to hear cars passing overhead on the highway. Like the Alux System, there are numerous cavities along Highway #307, as it coincides with the beach ridge, the edge with the highest elevation.

Collapses occur naturally and without warning; they are difficult to predict. Their frequency may increase if controls to ensure construction safety are lacking. Risks can be minimized by considering the region’s characteristics.


The high density of caves and cenotes within Tulum’s urban area poses a direct threat to the construction of large-scale tourism and housing developments, as in many sections, the cave roof is very thin. Protecting the Sac Aktun System—and many other equally important systems in the region—from human impact requires strict regulations on wastewater treatment in the Riviera Maya, construction oversight, and continuous hydrogeological research and monitoring of the region’s karst aquifer. This must undoubtedly be included in regional development policies and considered for future tourism and transportation projects.

For sustainable use of these systems, a comprehensive understanding of cenotes, caves, groundwater movement, and their interaction with the rocks forming the aquifer, the influence of the ocean and its tides (i.e., the study of the peninsula’s complete hydrogeological system), is necessary. It is also essential to assess the impact of urban areas and potential causes of contamination of the only water source available—groundwater. This pursuit must involve the convergence of environmental sciences, water sciences, earth sciences, biological sciences, the study and conservation of the underground conduit network, knowledge accumulated in communities, efficient resource exploitation, and, of course, sustainable exploration and use through cave diving.

Direct and indirect surveys and specific topographic studies are necessary to determine the location not only of extensive cave systems but also of scattered, isolated cavities, which are abundant throughout the karst region, for any large-scale infrastructure project.


“Entering a cave is an unforgettable experience. Caves speak to us of geology, biochemistry, paleontology, and archaeology. Caves teach us history, motivate us to learn about them, and inspire us to think about their future.”

Related links

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https://divemagazine.com/scuba-diving-news/divers-fear-tren-maya-train-could-destroy-cenotes

https://divemagazine.com/print-issues/tren-maya-destroying-yucatan-cenotes

Land of Cenotes

Suggested citation for this article:

Monroy-Ríos E (2019) Along the Routes of the “Tren Maya.” Karst Geochemistry and Hydrogeology – Personal Blog. Published on August 4, 2019. Accessed on: [dd/mm/yy]. https://sites.northwestern.edu/monroyrios/2025/05/09/along-the-routes-of-the-tren-maya/

References

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