El agua en las profundidades de la Tierra

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Cristal azul de Ringwoodita ~150 micrómetros de ancho. Microfotografía tomada en la Universidad de Hawaii de un ejemplar crecido en Bayreuth, Germany. Autor: Joseph Smyth. Imagen encabezado: El material azul ringwoodita. Steve Jacobsen, 2014.

La ringwoodita es un mineral fascinante que ha revolucionado nuestra comprensión del ciclo del agua en la Tierra. Como la fase mineral más común en la zona de transición del manto terrestre, entre 520 y 660 km de profundidad, este mineral no solo es un componente clave de la estructura interna del planeta, sino también un reservorio de agua atrapada en su estructura cristalina. Este descubrimiento, respaldado por investigaciones publicadas en 2014, sugiere la existencia de vastos volúmenes de agua en el interior de la Tierra, transformando nuestra visión de la composición del planeta y el ciclo hidrológico global.

La ringwoodita es la fase mineral más común en la zona de transición inferior del manto terrestre, a profundidades de 520 a 660 km. Este cristal de ringwoodita contiene cerca de 1% de agua. Si toda la ringwoodita del manto contiene esta cantidad de agua, se estima que en el manto hay casi tres veces la cantidad de agua que en todos los océanos juntos.

En la sección transversal del planeta Tierra, podemos identificar la zona de transición que separa el manto superior del inferior. Ahí mismo se forman los diamantes y junto con la ringwoodita —que atrapa a las moléculas de agua—, ambos minerales continúan su viaje hasta la superficie.

El primer descubrimiento en la Tierra de ringwoodita fue realizado por un equipo internacional encabezado por la Universidad de Alberta y podría indicar la presencia de grandes cantidades de agua entre 520 y 660 km de profundidad bajo la superficie terrestre.

Crédito: Universidad de Alberta. Fuente : phys.org.

El diamante encontrado  se originó a aproximadamente 520 km bajo la superficie terrestre, donde grandes masas de agua pueden acumularse por subducción de placas océanicas, con el avance y reciclamiento del suelo oceánico hacia la zona de transición del manto. Los resultados de estas investigaciones fueron publicados en 2014 por Pearson et al. (2014) en la revista Nature.

Características de la ringwoodita

La ringwoodita es una forma de alta presión del mineral olivino, con una composición química de silicato de magnesio y hierro (Mg₂SiO₄ o (Mg,Fe)₂SiO₄). Se forma en condiciones extremas de presión y temperatura en la zona de transición del manto, donde las placas tectónicas subducidas transportan materiales hacia el interior terrestre. Su estructura cristalina tipo espinela permite incorporar moléculas de agua (en forma de grupos hidroxilo, OH⁻) en defectos de su red, lo que la convierte en un mineral hidratado único. Estudios han demostrado que la ringwoodita puede contener entre 1% y 3% de su peso en agua, una cantidad significativa considerando su abundancia en el manto.

El descubrimiento de la ringwoodita terrestre

El primer indicio de la presencia de ringwoodita con agua en la Tierra provino de un descubrimiento fortuito liderado por un equipo internacional de la Universidad de Alberta en 2014. Los investigadores encontraron una inclusión de ringwoodita dentro de un diamante formado a unos 520 km de profundidad, traído a la superficie por procesos geológicos. Este diamante, originado en la zona de transición, contenía ringwoodita con aproximadamente 1.5% de agua en peso, confirmando que este mineral puede actuar como un reservorio de agua en el manto profundo. Los resultados, publicados en la revista Nature por Pearson et al. (2014), sugieren que grandes cantidades de agua podrían estar almacenadas entre 520 y 660 km bajo la superficie terrestre, posiblemente acumuladas por la subducción de placas oceánicas.

Implicaciones para el ciclo profundo del agua

El descubrimiento de la ringwoodita hidratada ha fortalecido la hipótesis de que el agua de los océanos, lagos y ríos de la Tierra tiene un origen parcialmente interno. A diferencia de otros planetas rocosos, donde el agua superficial pudo escapar al espacio, la Tierra ha retenido grandes cantidades de agua en su manto gracias a minerales como la ringwoodita. Se estima que, si toda la ringwoodita en la zona de transición contiene entre 1% y 3% de agua, el manto podría albergar entre tres y cinco veces el volumen de agua presente en todos los océanos superficiales combinados.

Este hallazgo implica que el ciclo hidrológico terrestre no se limita a la superficie y la atmósfera, sino que se extiende cientos de kilómetros bajo la corteza. El agua atrapada en la ringwoodita puede permanecer en el manto durante millones de años, participando en un ciclo profundo que involucra:

  1. Subducción: Las placas oceánicas hidratadas transportan agua hacia el manto al descender en las zonas de subducción.

  2. Almacenamiento: La ringwoodita y otros minerales hidratados, como la wadsleyita, retienen agua en la zona de transición.

  3. Liberación: Procesos magmáticos y el ascenso de diamantes pueden devolver agua a la superficie, completando el ciclo.

Este ciclo profundo tiene tiempos de residencia extremadamente largos, en escalas de millones de años, y juega un papel crucial en la regulación del agua disponible en la superficie terrestre a lo largo del tiempo geológico.

La zona de transición y los diamantes

En la sección transversal del planeta Tierra, la zona de transición, que separa el manto superior del inferior, es una región de alta presión donde se forman tanto la ringwoodita como los diamantes. Los diamantes actúan como cápsulas del tiempo geológicas, preservando inclusiones de ringwoodita y agua mientras son transportados a la superficie por erupciones volcánicas profundas, como las asociadas a kimberlitas. Estas inclusiones proporcionan una ventana directa al manto profundo, revelando las condiciones químicas y físicas de esta región inaccesible.

Corte transversal del planeta Tierra (Perason et al, 2014)
Corte transversal del planeta Tierra (Pearson et al, 2014). Crédito imagen: Kathy Mather.
Impacto en la comprensión de la Tierra

La presencia de agua en la ringwoodita no solo altera nuestra percepción de la composición del manto, sino que también tiene implicaciones para la dinámica del planeta. El agua almacenada en el manto puede influir en la viscosidad del material mantélico, afectando procesos como la convección y el movimiento de las placas tectónicas. Además, la existencia de estos reservorios profundos sugiere que la Tierra es un sistema hidrológico más complejo de lo que se pensaba, con agua circulando entre la superficie y el interior a lo largo de su historia geológica.

Investigaciones futuras

A pesar de los avances, aún quedan preguntas por responder. ¿Cómo varía la cantidad de agua en la ringwoodita a través del manto? ¿Qué otros minerales hidratados podrían contribuir al ciclo profundo del agua? Las investigaciones actuales buscan analizar más inclusiones en diamantes y realizar experimentos de alta presión en laboratorio para simular las condiciones del manto.

La ringwoodita, con su capacidad para almacenar moléculas de agua en el manto profundo, sugiere depósitos de proporciones colosales, aunque hay que especificar que no se encuentra en forma líquida (es decir, no son “océanos subterráneos”), sino  como millones de moléculas en inclusiones dentro de la estructura cristalina de unidades de ringwoodita hidratada (en forma de grupos -OH). Este mineral no solo es un testigo de los procesos geológicos extremos del interior terrestre, sino también una pieza clave en el rompecabezas del ciclo hidrológico global. A medida que la ciencia avanza, la ringwoodita continúa iluminando los misterios de nuestro planeta, recordándonos que incluso en las profundidades más inaccesibles, el agua —el elemento de la vida— está presente.


Química líquida: El agua en el planeta Tierra


Lecturas recomendadas

Formación de espeleotemas

La formación de espeleotemas es un proceso lento y continuo, impulsado por la disolución y precipitación del carbonato de calcio en un entorno donde el agua subterránea juega un papel clave. Factores como la química del agua, el clima, la vegetación superficial y los cambios en el nivel freático (especialmente relevantes en una región con historia de fluctuaciones marinas) influyen en la diversidad y morfología de estas formaciones.

Estas estructuras no solo son hermosas, sino que también son registros valiosos del pasado geológico y climático de la región, empleadas para reconstruir la evolución del karst o carso yucateco.

Gota suspendida del canal central de una estalactita, en una cueva cercana a la costa en Quintana Roo (Archivo personal EMR, 2013).
Formación de estalactitas, estalagmitas, columnas y otros espeleotemas

La formación de los espeleotemas en las cuevas del karst, resulta un proceso fascinante que refleja la interacción entre el agua, la roca caliza y las condiciones ambientales. Los espeleotemas, como estalactitas, estalagmitas, columnas, coladas y helictitas, son depósitos minerales (principalmente carbonato de calcio, CaCO₃) que se forman en cuevas debido a la precipitación de minerales disueltos en el agua que se infiltra a través de la roca caliza. En la Península de Yucatán, estas formaciones son comunes en cuevas kársticas debido a la extensa plataforma de carbonato y la alta permeabilidad del terreno. A continuación, se describe el proceso de formación de cada tipo de espeleotema.

Estalactitas y estalagmitas: Las estalactitas se forman en los techos de las cuevas cuando el agua cargada de bicarbonato de calcio (Ca(HCO₃)₂) se filtra a través de fracturas en la roca caliza. Al entrar en contacto con el aire de la cueva, el agua libera dióxido de carbono (CO₂) debido a la diferencia en presión parcial, lo que provoca la precipitación del carbonato de calcio. Gota a gota, este mineral se acumula formando estructuras cónicas que cuelgan del techo (estalactitas). Si estas gotas caen al suelo de la cueva, el mismo proceso de desgasificación y precipitación forma estalagmitas, que crecen desde el suelo hacia arriba. En la Península de Yucatán, estas formaciones son frecuentes en cuevas inundadas o secas, como las del Sistema Sac Aktun, donde las variaciones en el nivel freático han influido en su desarrollo.

Esta estalactita fracturada permite ver claramente las capas que la han formado y el conducto central por el que circula agua con el carbonato de calcio en disolución [Wikicommons].

Columnas y coladas: Las columnas se forman cuando una estalactita y una estalagmita crecen hasta unirse, creando una estructura continua desde el techo hasta el suelo. Este proceso puede tomar miles de años y depende de un flujo constante de agua mineralizada. Por otro lado, las coladas (o cortinas) se generan cuando el agua fluye a lo largo de una pared o superficie inclinada de la cueva, depositando capas delgadas de carbonato de calcio. Estas formaciones suelen tener texturas onduladas o en forma de sábana, comunes en cuevas yucatecas con paredes inclinadas, como en el sistema Ox Bel Ha. La composición química del agua, influida por la disolución de la caliza y la presencia de materia orgánica, determina la textura y color de estas formaciones.

Estalactita y estalagmita a punto de unirse para formar una columna. Estalactita en la Cueva Soreq, Israel. Foto de Yair Talmor, 2006 [Wikicommons].

Helictitas: Las helictitas son espeleotemas más raros y curiosos, caracterizados por su crecimiento en direcciones aparentemente ilógicas, desafiando la gravedad. Se forman por un proceso de precipitación capilar, donde el agua se mueve a través de poros microscópicos dentro del espeleotema, depositando carbonato de calcio en direcciones controladas por la presión capilar, el flujo de aire o cambios químicos locales. En la Península de Yucatán, las helictitas son menos comunes pero se encuentran en cuevas con condiciones específicas de baja ventilación y alta humedad, como en algunas secciones de cuevas secas en el interior de la península. Su formación es altamente sensible a las condiciones microambientales, lo que las hace indicadores valiosos de cambios paleoambientales.

Helictitas en la cueva Jenolan, Australia [Wikicommons].
Helictitas, macarrones y estalactitas, Cueva Vallina, Asturias, España [Wikicommons].


En la lista anterior se cubren algunos de los espeleotemas más comunes y representativos de las cuevas kársticas, incluyendo las de la Península de Yucatán. Sin embargo, existen otros tipos de espeleotemas que también se forman en ambientes kársticos debido a procesos similares de precipitación mineral o dinámicas específicas del agua y el aire en las cuevas.


Banderolas o cortinas: Estas son estructuras delgadas y alargadas que cuelgan del techo, similares a estalactitas pero con una forma más aplanada, como una sábana o cortina. Se forman cuando el agua se filtra a lo largo de una fractura lineal en el techo, depositando carbonato de calcio en una banda continua. En Yucatán, las banderolas son comunes en cuevas con fracturas bien definidas, como en el sistema Dos Ojos, y pueden tener bordes ondulados debido a variaciones en el flujo de agua.


Gours (rimstone): También conocidos como “represas” o “piscinas kársticas”, los gours son depósitos de carbonato de calcio que forman barreras o bordes alrededor de charcos de agua en el suelo de las cuevas. Se crean por la precipitación de minerales cuando el agua estancada se satura de carbonato de calcio, formando estructuras escalonadas o en cascada. En cuevas yucatecas parcialmente inundadas, como en el Sistema Sac Aktun, los gours son frecuentes en áreas donde el agua permanece quieta durante largos períodos.


Pisolitas o perlas de cueva (cave pearls): Estas son pequeñas esferas de carbonato de calcio que se forman en charcos o depresiones donde el agua gotea constantemente. La agitación del agua y la precipitación concéntrica de minerales alrededor de un núcleo (como un grano de arena) crean estas perlas, similares a las perlas de ostras. Aunque menos comunes, se han observado en cuevas de Yucatán con condiciones de agua estancada y alta mineralización.


Antoditas o flores de cueva: Son espeleotemas con formas delicadas, a menudo parecidas a agujas o flores, que crecen en cualquier dirección debido a la cristalización de carbonato de calcio o aragonito en condiciones de alta humedad y baja ventilación. Su formación está influenciada por la presión capilar y la evaporación lenta. En la Península de Yucatán, las antoditas son raras pero se encuentran en cuevas secas con microclimas estables, como en algunas grutas del interior.


Balsas de calcita (calcite rafts): Estos son cristales grandes y bien formados de calcita que se desarrollan en cuevas con agua altamente saturada y condiciones estables de temperatura y presión. Pueden aparecer como revestimientos en paredes o como cristales aislados. En Yucatán, los cristales de calcita son menos comunes que otros espeleotemas, pero se han reportado en cuevas con depósitos secundarios de calcita pura.


Tubos de estalactitas o popotes: Son estalactitas huecas y muy delgadas, con un canal central por donde fluye el agua. Se forman cuando el agua gotea rápidamente y el carbonato de calcio se deposita solo en el borde exterior de la gota, creando un tubo. Estos son frágiles y se encuentran en cuevas yucatecas con techos altos y goteo constante, como en el sistema Ox Bel Ha.


Escudos o paletas: Son espeleotemas planos y circulares que crecen horizontalmente desde las paredes de la cueva, formados por la presión hidrostática que fuerza al agua a salir a través de fracturas finas, depositando carbonato de calcio en capas concéntricas. Aunque raros en Yucatán, se han observado en cuevas con condiciones hidráulicas específicas.

En la Península de Yucatán, la formación de estos espeleotemas está influenciada por la alta permeabilidad de la roca caliza, la química del agua subterránea (rica en bicarbonato de calcio) y las fluctuaciones históricas del nivel freático, que han creado un entorno ideal para estas estructuras.


Sitios de interés

Espeleotemas – Wikipedia

Espeleotemas, cuevas y karst – Servicio de Parques Nacionales

Río Secreto – Los tipos de formaciones en cueva y cómo reconocerlas durante tu recorrido

Origen bacteriano de espelotemas tipo moonmilk en ambiente karstico (Cueva de Altamira, Cantabria, España)


Artículos relacionados

Química líquida: El agua en el planeta Tierra

¿Cómo se formaron cuevas y cenotes? Espeleogénesis

Sistema Sac Aktun

Por las Rutas del “Tren Maya”


Entre dos mundos. EMR, 2005.

 

 

Química líquida: El agua en el planeta Tierra

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El agua en el planeta

El agua es el pilar de la vida en la Tierra, cubriendo aproximadamente el 71% de su superficie con un volumen total de 1,386 millones de kilómetros cúbicos. La hidrología, la ciencia que estudia el movimiento, distribución y calidad del agua, nos permite comprender cómo este recurso vital circula a través de la atmósfera, la superficie y el interior del planeta. Sin embargo, solo el 2.5% del agua terrestre es dulce, y menos del 1% está disponible para el consumo humano.

Los descubrimientos recientes sobre el origen del agua, su almacenamiento en el manto profundo y el ciclo profundo del agua han revolucionado nuestra comprensión de la hidrología, revelando un sistema global más complejo y dinámico de lo que se pensaba. Este artículo explora estos aspectos, destacando sus implicaciones para la disponibilidad del agua y la habitabilidad de nuestro planeta.

El agua en la Tierra no solo se encuentra en océanos, ríos y lagos, sino también en las profundidades del manto, almacenada en minerales como la ringwoodita. Crédito imagen: NASA.
Hidrología

La hidrología estudia las propiedades físicas, químicas y mecánicas del agua en el océano y otros cuerpos de agua continentales, su distribución y circulación en la superficie del planeta, en el suelo y en la atmósfera. Se encuentra estrechamente relacionada con al menos cuatro áreas básicas: física, química, biología y geología, además de limnología, meteorología y glaciología, lo que le confiere un sabor multidisciplinario único.

Esferas
Modificado de: Brian J. Skinner and Barbara W. Murck, 2011. The Blue Planet: An Introduction to Earth System Science. 3a Edición. John Wiley & Sons

Sin embargo, en nuestro planeta el océano y los sistemas acuáticos están integrados en uno solo, lo que cambia es la forma de estudiarlo y el tipo de procesos que deseamos comprender, así que este término no parece ser el más correcto. Si bien el enfoque analítico, de separar las partes de la realidad para estudiarla es muy útil, para la comprensión profunda de ésta es necesaria la síntesis, es decir, la reintegración de la información.

En contraste, el término “biogeoquímica acuática” hace referencia constante a los aspectos físicos, biológicos y geológicos que están inevitablemente asociados a los procesos químicos en los cuerpos de agua de la Tierra. Hace énfasis en los ciclos biogeoquímicos de los elementos. Además, engloba a todos los tipos de sistemas acuáticos distintos al océano que existen en nuestro planeta como ríos, lagos, embalses, cenotes, charcas, estuarios, fiordos, lagunas costeras, ríos subterráneos y humedales.

Una molécula de agua en el fondo del lago de Chapala puede eventualmente caer como lluvia en los Tuxtlas de Veracruz. Podría ser acarreada por el Río Papaloapan hasta el Golfo de México, donde posteriormente drenará en el Océano Atlántico y probablemente siga su camino hacia el norte, cerca de Islandia donde, tras evaporarse y precipitar en forma de nieve, se vuelva parte de un glaciar por miles de años. Otras moléculas, son arrastradas a grandes profundidades bajo la corteza terrestre, donde se mezclan con el magma y vuelven a salir en forma de vapor o dentro de inclusiones minerales tras una erupción volcánica. Una de esas moléculas puede ser arrastrada por el viento, para nuevamente precipitar -después de millones de años- en el lago de Chapala (si es que todavía existe, por supuesto, aunque seguramente se habría desplazado unos cuantos kilómetros).

El ciclo del agua en la superficie

La hidrología estudia el ciclo del agua, un proceso continuo que conecta océanos, atmósfera, tierra y organismos vivos. Este ciclo superficial incluye:

Evaporación: El agua de océanos, lagos y ríos se transforma en vapor y asciende a la atmósfera.

Precipitación: El vapor se condensa formando nubes, que liberan agua en forma de lluvia, nieve o granizo.

Escorrentía: El agua fluye sobre la superficie, alimentando ríos, lagos y océanos.

Infiltración: Parte del agua se filtra al suelo, recargando acuíferos subterráneos.

Estos procesos son impulsados por la energía solar y regulan la distribución del agua dulce, esencial para la agricultura, el consumo humano y los ecosistemas. Sin embargo, la hidrología no se limita a la superficie. Avances recientes han demostrado que el ciclo del agua se extiende al interior profundo de la Tierra, conectando la hidrología superficial con procesos geológicos.

El origen del agua en la Tierra

Una de las preguntas centrales de la hidrología es, ¿cuál es el origen del agua en la Tierra? ¿De dónde salió? Toda el agua actualmente presente sobre la superficie de la Tierra proviene de su interior (aunque hay discusión en esto, ya que se pensaba que provino de los cometas que han chocado con nuestro planeta y una mínima cantidad pudo provenir de esta fuente), la cual ha ido liberando progresivamente, desde su formación hace 4,600 millones de años. Aunque este proceso aún continúa, se calcula que el agua que formó los océanos y atmósfera actuales había salido ya desde hace 2,500 millones de años, y que la tasa de degasificación actual es mucho menor.

La diferencia con otros planetas, en cuanto al contenido de agua, se debería a que éstos no pudieron retenerla sobre su superficie y el agua escapó al espacio. Más recientemente, con el  descubrimiento de un diamante formado a 600 km de profundidad en la zona de transición del manto terrestre, que contiene una inclusión del mineral ringwoodita y varias moléculas de agua (este mineral puede contener entre 1-3% de agua en peso) se fortalece la hipótesis de que el agua de los lagos, ríos y océanos provino del interior. Si toda la ringwoodita del manto contiene esta cantidad de agua, se estima que en el manto hay casi cinco veces la cantidad de agua que en todos los océanos juntos. Esto implica también que el ciclo hidrológico penetra cientos de kilómetros bajo la superficie de la Tierra, con tiempos de residencia en profundidad en escala de millones de años.

El primer descubrimiento en la Tierra de ringwoodita fue realizado por un equipo internacional encabezado por la Universidad de Alberta  y podría indicar la presencia de grandes cantidades de agua entre 400 y 700 km de profundidad bajo la superficie terrestre.  Crédito: Universidad de Alberta. Fuente : phys.org
Hipótesis acerca del origen del agua

Hace 4,600 millones de años, la Tierra se formó en un entorno caliente y seco, donde el agua líquida no podía existir. Entonces, ¿de dónde proviene el agua que hoy sustenta la vida? Los científicos proponen dos fuentes principales:

  1. Aporte Externo: Durante el Bombardeo Intenso Tardío, hace unos 4,000 millones de años, cometas y asteroides ricos en agua colisionaron con la Tierra. Los cometas, con grandes cantidades de hielo, y los asteroides condríticos, que contienen minerales hidratados, liberaron agua al impactar. Análisis isotópicos (deuterio/hidrógeno) de meteoritos condríticos muestran similitudes con el agua terrestre, apoyando esta hipótesis.

  2. Origen Interno: Parte del agua pudo haber estado presente desde la formación del planeta, atrapada en minerales del manto. A través de la desgasificación volcánica, esta agua fue liberada a la superficie durante la formación de la corteza terrestre. Descubrimientos recientes, como el agua almacenada en la ringwoodita, sugieren que el manto profundo ha sido un reservorio clave desde los orígenes de la Tierra.

Es probable que una combinación de estas fuentes haya dotado a la Tierra de su agua, un fenómeno único que la distingue de planetas como Marte o Venus, donde el agua superficial es escasa debido a la pérdida al espacio o procesos geológicos.

El ciclo profundo del agua: una nueva frontera

La hidrología tradicional se centra en el ciclo superficial, pero investigaciones recientes han ampliado este concepto al ciclo profundo del agua, que opera en el manto terrestre a profundidades de 520 a 660 km, en la zona de transición. Aquí, minerales como la ringwoodita, una forma de alta presión del olivino, pueden almacenar hasta un 3% de su peso en agua en forma de grupos hidroxilo (OH⁻). Un estudio de 2014 publicado en Nature (Pearson et al.) encontró ringwoodita hidratada en un diamante formado en el manto, confirmando que el manto podría contener entre tres y cinco veces el volumen de agua de todos los océanos superficiales.

El ciclo profundo del agua involucra:

  1. Subducción: Las placas oceánicas hidratadas transportan agua al manto en zonas de subducción.

  2. Almacenamiento: Minerales como la ringwoodita y la wadsleyita retienen agua en la zona de transición durante millones de años.

  3. Liberación: Procesos magmáticos o el ascenso de diamantes devuelven pequeñas cantidades de agua a la superficie.

Este ciclo opera en escalas de tiempo geológicas, conectando la hidrología superficial con la geodinámica del manto. La presencia de agua en el manto influye en la viscosidad del material mantélico, afectando la convección y el movimiento de placas tectónicas, que a su vez moldean la superficie terrestre.

Implicaciones para el origen y disponibilidad de agua

A pesar de la abundancia aparente de agua, su disponibilidad es limitada:

  • 97.5% es agua salada en océanos, no apta para consumo directo sin desalinización.
  • 2.5% es agua dulce, distribuida así:
    • 68.7% en glaciares y casquetes polares, inaccesibles para uso inmediato.
    • 30.1% en acuíferos subterráneos, a menudo costosos de extraer.
    • 1.2% en aguas superficiales (ríos, lagos), de las cuales solo una fracción es accesible.

Esta escasez de agua dulce accesible, junto con el aumento de la demanda por el crecimiento poblacional, la agricultura intensiva y la industria, representa un desafío global. El cambio climático agrava la situación al alterar los patrones de precipitación, reducir la recarga de acuíferos y acelerar el derretimiento de glaciares, disminuyendo la disponibilidad de agua en regiones vulnerables.

El descubrimiento de agua en el manto, almacenada en minerales como la ringwoodita, revela que la Tierra posee reservorios mucho mayores de lo imaginado. Aunque esta agua profunda no es utilizable directamente, su existencia sugiere que la Tierra ha mantenido grandes cantidades de agua a lo largo de su historia, lo que ha sido crucial para su habitabilidad.

Los avances en la comprensión del ciclo profundo del agua y el papel de la ringwoodita tienen implicaciones profundas:

  • Origen del Agua: La existencia de agua en el manto apoya la idea de que una porción significativa del agua terrestre tiene un origen interno, complementando el aporte de cometas y asteroides. Esto sugiere que la Tierra pudo haber sido habitable desde sus primeras etapas, con agua disponible para la formación de océanos y la vida.

  • Disponibilidad a Largo Plazo: Aunque el agua del manto no es accesible para uso humano, su almacenamiento en minerales como la ringwoodita indica que la Tierra tiene una capacidad única para conservar agua a lo largo de miles de millones de años. Este reservorio profundo pudo haber amortiguado la pérdida de agua al espacio, asegurando la habitabilidad del planeta.

  • Hidrología Global: El ciclo profundo del agua amplía el alcance de la hidrología, integrando procesos superficiales y profundos en un sistema unificado. Esta conexión sugiere que fenómenos como el volcanismo, que libera agua del manto, han contribuido a la recarga de los océanos a lo largo del tiempo geológico.

  • Dinámica Planetaria: El agua en el manto influye en procesos geológicos clave, como la formación de continentes y la actividad tectónica, que han creado las condiciones para la vida. Comprender estos procesos ayuda a los hidrólogos a predecir cómo los cambios en el ciclo del agua, tanto superficial como profundo, podrían afectar el futuro del planeta.

Desafíos y futuras investigaciones

La hidrología enfrenta retos para integrar el ciclo profundo en los modelos globales del agua. Preguntas abiertas incluyen: ¿Cuánta agua está almacenada en el manto? ¿Cómo interactúan los ciclos superficial y profundo a lo largo del tiempo? ¿Qué otros minerales hidratados contribuyen al reservorio profundo? Los científicos están utilizando técnicas como la espectroscopia de inclusiones en diamantes, experimentos de alta presión y modelado geofísico para responder estas preguntas. Estos estudios no solo enriquecerán la hidrología, sino que también podrían ofrecer pistas sobre la presencia de agua en exoplanetas rocosos.

La hidrología revela que el agua de la Tierra es un recurso dinámico, circulando entre la superficie, la atmósfera y el manto profundo. Desde su origen en cometas, asteroides y la desgasificación primordial hasta su almacenamiento en minerales como la ringwoodita, el agua ha sido esencial para la habitabilidad del planeta. El ciclo profundo del agua amplía nuestra visión de la hidrología, mostrando un sistema global que conecta procesos geológicos con la vida. En un contexto de creciente escasez de agua dulce, comprender estos procesos es crucial para proteger este recurso vital y desentrañar los secretos de nuestro planeta azul.

¿Cómo se formaron cuevas y cenotes? Espeleogénesis

Fotografía de Jill Heinerth

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Uno de los rasgos distintivos del norte de la Península de Yucatán es su topografía casi plana, sin valles ni montañas y con altitudes que apenas rebasan los 30 metros. El tipo suelo se compone principalmente de roca caliza, o saskab (tierra blanca), la cual contiene carbonatos de calcio y magnesio que son ligeramente solubles en agua.

Hace millones de años la Península era muy diferente a como la conocemos actualmente, desde entonces ha sufrido modificaciones radicales a causa de cambios climáticos en el planeta. Un ejemplo de estos cambios, fue durante el periodo de la última glaciación o Era de Hielo –hace unos 20,000 años– cuando el nivel del mar se encontraba 120 metros por debajo de su nivel actual y muchos de los cenotes en los que hoy podemos bucear, se encontraban secos. Desde entonces, el nivel del mar ha aumentado más o menos gradualmente hasta donde lo conocemos hoy y muchas cuevas fueron inundadas.

La porción que hoy habitamos por encima del nivel del mar de la Península de Yucatán, es solamente una parte de la plataforma de carbonatos que fue creciendo desde el fondo marino – sobre el Bloque de Yucatán por acumulación de millones de esqueletos de diferentes organismos marinos que utilizan el carbonato de calcio para formar sus huesos, conchas, espículas y otras partes del cuerpo. Al morir, se depositaron sobre la superficie del fondo para compactarse y endurecerse junto con arcillas finas al paso de millones de años. Es importante reconocer que el crecimiento de la plataforma se hace a través de la deposición de carbonato biogénico, es decir, proveniente de organismos vivos y que, además, es un proceso que necesariamente sucede debajo del agua, en la porción que se encuentra sumergida.

Peninsula_APSA

Figura 1. La Península de Yucatán es la porción que observamos sobre el nivel del mar de la Plataforma de Yucatán, que tiene una extensión mucho mayor. En la Riviera Maya sobre la costa oriental de Quintana Roo, el cambio de profundidad es muy abrupto comparado con el norte de Yucatán y la Sonda de Campeche hacia el Golfo de México, donde la plataforma se extiende por varios kilómetros. Batimetría, Dirección General de Oceanografía, Secretaría de Marina (YUCATÁN ’85). Modelo SRTM de elevación (NASA, 2000).

El nivel del mar ha cambiado de posición varias veces durante diferentes periodos glaciales, por lo tanto, la Península en crecimiento en realidad no “emergió del mar” sino que ha sido expuesta y sumergida por el océano en varias ocasiones. Sin embargo, se reconoce que cada vez que comienza un ciclo glacial, la Península efectivamente “emerge“, ya que el agua de los océanos se acumula en forma de hielo en los polos del planeta y el nivel del mar desciende, dejando expuesta una mayor superficie y la línea de costa aumenta.

Cambios en el nivel del mar en los úlitmos 800,00 años. El presente se encuentra a la derecha. LFI (Last Full Interglacial-Último interglaciar); LGM (Last Glacial Maximum-Último Máximo Glaciar).

Figura 2. Cambios en el nivel del mar durante los últimos 800,000 años. El presente se encuentra a la derecha. LFI (Last Full Interglacial-Último interglacial); LGM (Last Glacial Maximum-Último Máximo Glacial). Datos de Siddall et al (2003). 

Actualmente, el término cenote se emplea para designar cualquier espacio subterráneo con agua y que contenga una ventana hacia el exterior. El pueblo maya, que no solamente tenía el conocimiento de estas manifestaciones del terreno sino que los empleaba diariamente como fuente de agua y vida, los llamó ts’ono’ot o d’zonot, que significa “depósito de agua”. El abastecimiento de agua en la Península de Yucatán fue y sigue siendo un grave problema para sus pobladores, pues aunque a lo largo de cuatro meses caen lluvias más o menos abundantes, el periodo de sequía suele ser severo y puede prolongarse hasta seis meses en algunos años. Por otra parte, la constitución geológica calcárea causa de que el agua difícilmente se conserve en la superficie. Por esta razón, los cenotes fueron y seguirán siendo fuente primordial de agua y de vida.

Figura 3. Cenote Xtacumbilxunan, en Bolonchén (‘nueve pozos de agua’) Campeche. Este pueblo escapó a la epidemia de cólera de 1833. La única fuente de agua dulce fluye en las profundidades debajo de gruesas capas de roca caliza. Litografía por H Warren. Imagen publicada en “Views of Ancient Monuments in Central America, Chiapas and Yucatan” – Frederick Catherwood (1844).

En el presente, aunque subsisten ciertas prácticas de su antigua veneración, es claro que su significado dista mucho de lo que era para los antiguos mayas. Hoy día, su valor está asociado principalmente al turismo. Es conocido que el estado de Quintana Roo posee varios de los sistemas de cuevas inundadas más grandes del mundo.

Exploraciones realizadas por equipos de buzos, han puesto al descubierto cientos de kilómetros de conductos subterráneos, recordemos el anuncio en 2018 de la conexión entre los sistemas Sac Aktun (en ese momento con 263 km de largo) y Dos Ojos (84 km), convirtiéndose en la cueva subacuática más larga del mundo con más de 353 km registrados, como es costumbre, el sistema más grande “absorbe” al segundo, conservando el nombre del primero, y desplazando a Ox Bel Ha al segundo lugar.

Estos dos sistemas de cuevas han disputado el título de la cueva más larga de nuestro país varias veces, para febrero de 2023 el Centro Investigador del Acuífero de Quintana Roo (CINDAQ) actualizó el reporte anual del sistema Ox Bel Ha, colocándola en 435.8 km, superando ampliamente al sistema Sac Aktun (376.7 km) y convirtiéndose en la cueva subacuática más larga conocida en nuestro planeta, y la segunda más larga del mundo (detrás de Mammoth Cave en Kentucky, EEUU).

Cuevas subacuáticas de Quintana RooFigura 4. El área conurbada de Tulum se encuentra entre dos extensos sistemas de cuevas subacuáticas llamados Sac Aktun y Ox Bel Ha. Datos: NASA/SRTM, INEGI, QRSS (2020). Considerar que la imagen presentada contiene datos del Atlas Nacional de Riesgos (CENAPRED/SEGOB) en donde las cuevas están desplazadas y distorsionadas al comparar con mapas originales de exploración.

Quintana Roo también cuenta con un gran número de cuevas secas de considerable longitud. No podemos ignorar su existencia si deseamos convivir con ellas.

Figura 5. Entrada de luz. Quintana Roo/ Archivo personal, EMR (2011).

Adentrarse en una cueva es una experiencia inolvidable. Las cuevas nos hablan de geología, bioquímica, paleontología y arqueología. Las cuevas nos enseñan historia, nos motivan a conocerlas y a pensar en su futuro.

¿Cómo se formaron los cenotes?

Espeleogénesis es la palabra que se usa en espeleología y geología para describir el mecanismo de formación de todo tipo de cuevas, cavernas, grutas y cenotes. La hipótesis más aceptada acerca del origen de cuevas y cenotes, propone una secuencia de pasos en un proceso llamado carstificación (o karstificación), que consiste en la combinación de al menos tres mecanismos: disolución, colapso y crecimiento de la roca caliza.

1) En el primer paso la roca se disuelve por medio del agua de lluvia –acidificada tanto por el dióxido de carbono  (CO2) del aire, como por el proveniente de la descomposición de materia orgánica en el suelo de la selva (hojas, ramas, animales muertos, bacterias)– que al mezclarse con agua salada aumenta su poder corrosivo. Donde se juntan las capas profunda salada y superficial de agua dulce es donde mayor disolución se tiene de roca caliza, formando una extensa red de conductos, cuevas y cavernas que se extiende por el subsuelo. A esta interfase de capas dulce y salada le llamamos haloclina. Es la zona de mezcla, donde existe un gradiente de temperatura y salinidad, puede ser muy delgada o una gruesa capa. Las personas que buceamos las cuevas podemos fijarnos que justamente sobre la haloclina las cuevas generalmente son más anchas, una señal de que la disolución es mayor en esa zona y de que sigue ocurriendo, es un proceso continuo y en desarrollo.

Leer una descripción más detallada de estas reacciones 

El agua de lluvia acidificada disuelve más fácilmente al carbonato de calcio de la roca caliza y forma bicarbonato de calcio, una especie mucho más soluble. Otro tipo de disolución, pero de origen biológico, es el que se presenta en el interior de algunos cenotes donde algunas bacterias descomponen la materia orgánica produciendo ácido sulfhídrico (H2S), un poderoso corrosivo que, al disolverse y concentrarse sobre la superficie de la haloclina, se observa en forma de “nube” y resulta tóxico para los organismos que respiramos oxígeno. Al entrar en contacto con las capas superficiales, que pueden contener un poco de oxígeno disuelto, el ácido sulfhídrico se transforma en ácido sulfúrico (H2SO4), también un ácido fuerte y potente corrosivo de la roca caliza.

Figura 6. Mecanismos del proceso de carstificación en continente. Fuente: McColl et al (2005). Geological Survey of Canada.

2) En el segundo mecanismo, cuando el nivel del mar ha bajado durante periodos glaciales, desciende también el nivel del acuífero y deja una cueva llena de aire donde, por falta de soporte, colapsan y desploman diferentes secciones del techo, formando una dolina o cenote. Al final del periodo glacial, se descongelan los polos, aumenta nuevamente el nivel del mar e inunda la cueva.

Figura 7. Cambios en el nivel del mar a finales de la época del Pleistoceno, que empezó hace 2.5 millones de años y con éste, los periodos glaciales modernos. Al cambiar el nivel del mar, también cambia la posición de la haloclina y sobre ella se empiezan a formar y extender los sistemas de cuevas que hoy buceamos. Modificado de González-González et al., (2008) y Blanchon & Shaw (1995).

3) Finalmente, el tercer paso asociado al proceso de carstificación es el responsable de la formación de estalactitas, estalagmitas, columnas y otros espeleotemas, por acumulación del material disuelto en el primer paso. En la formación de espeleotemas también está  involucrada la degasificación, es decir, la expulsión del CO2 del agua al entrar ésta en un ambiente de cueva diferente al del exterior desde el cual se filtró a través de la roca, lo que provoca la precipitación de carbonato de calcio (ver ecuaciones químicas). En el caso de las cuevas inundadas este proceso ya no sucede más. El grado de carstificación depende de factores que operan con diferente escala espacial y temporal, lo que permite una gran variedad de formas y decoraciones en el sistema de cuevas y cavernas.

Figura 8. Gota de agua con carbonato de calcio disuelto, suspendida del canal central de una estalactita. QRoo / Archivo personal. EMR (2015).

Teniendo en mente estos mecanismos, podemos decir que la formación de algunos cenotes se genera a través de una secuencia de eventos: una cueva inundada puede formar un cenote tipo bóveda por hundimiento parcial del techo. Este proceso avanza desde arriba, por infiltración de la lluvia y desde abajo, por circulación subterránea. A continuación, la totalidad del techo se derrumba formando un cenote cilíndrico; si se interrumpe el flujo se forma por azolve y hundimiento de la zona adyacente un cenote de agua estancada, es decir, una aguada. Cabe mencionar que las observaciones morfológicas anteriores no constituyen una “clasificación” rigurosa de cenotes, se considera más correcto clasificarlos de acuerdo a sus mecanismos de formación (espeleogénesis) porque formas similares pueden ser obtenidas por diferentes procesos. Así que esta clasificación constituye una manera práctica de reconocer las diferentes morfologías (formas), aunque no es posible deducir su antigüedad basados en ella porque no todas las expresiones cársticas siguen el mismo proceso.

La haloclina estratifica el cenote: funciona como una barrera física que aísla las capas de agua salada y  de agua dulce. En los cenotes costeros, la capa marina profunda no siempre se encuentra realmente estancada, sino que puede circular impulsada por las mareas y tormentas a través de túneles conectados con el mar. Un caso muy claro es Tankah y la descarga del cenote Manatí en la orilla del mar; también observamos ojos de agua que descargan agua dulce e intercambian agua salada con el mar en la laguna arrecifal de Puerto Morelos y en las playas al sur de Tulum.

Figura 9. Diagrama del acuífero de la Península de Yucatán, donde el agua subterránea está separada en dos capas de diferente salinidad y densidad: el lente de agua dulce y la intrusión salina -agua de mar- que se filtra a través de la roca. La zona de mezcla entre las dos capas se llama haloclina. La descarga de agua subterránea crea “ojos de agua” en la zona costera de la Península. EMR (2015).

La disolución mayor ocurre en la zona de contacto y mezcla entre el agua dulce y salada, la zona de transición abrupta conocida como haloclina, la cual sube o baja dependiendo del nivel del mar, y por esta razón existen cuevas horizontales más profundas que otras (por ejemplo, en el sistema Dos Pisos). Al cambiar el nivel del mar, la haloclina se desplaza y empieza a disolver la roca a diferente profundidad, empezando así otro “nivel” de cuevas.

Figura 10. Mecanismo de formación de diferentes niveles de cuevas: inicia el desarrollo de la cueva a la profundidad de la haloclina; al aumentar el nivel del mar las cuevas se desarrollan más arriba, cerca de las dunas de playa; al disminuir el nivel del mar estas cuevas quedan secas y las inferiores sumergidas. El gradiente hidráulico disminuye y se adelgaza la lente de agua dulce.

Los cenotes son complejos sistemas acuáticos generados mediante la disolución de los carbonatos y otros minerales del suelo, por lo que en geología se llaman lagos de disolución, aunque en realidad algunos cenotes son más similares a ríos que a lagos, ya que cuentan con conexiones a corrientes subterráneas que favorecen la circulación de agua. A este tipo de sistemas acuáticos, en donde coexiste agua dulce y salada, se les denomina anquihalinos.

Los colapsos intermitentes a lo largo de los diferentes sistemas de cuevas de la Península van abriendo ventanas hacia la superficie, por donde podemos entrar a los conductos y pasajes. Generalmente los cenotes en la parte oriental de Quintana Roo, se forman por el colapso de cuevas formadas durante periodos muy largos de tiempo, cuando la profundidad de la haloclina -formadora de cuevas- permanece por mucho tiempo más o menos en la misma posición, ensanchando galerías y pasajes.

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Figura 11. Comparación de distintos tipos cenotes con diferente mecanismo de formación. A la izquierda, pit-cenotes que predominan en el centro de la Península y sobre el Anillo de cenotes. En ellos, seguramente intervienen flujos de agua desde profundidades mayores, favoreciendo la disolución de la roca desde abajo hacia arriba. Del lado derecho, morfología de los cenotes más comunes en la costa oriental de Quintana Roo, sobre la “Riviera Maya”. Estos cenotes son la entrada a sistemas de cuevas menos profundos y con galerías anchas y ramificadas. EMR (2015).

Otro tipo de cenotes, más comunes en el centro de la Península, son los llamados pit-cenotes (aunque existen algunos en Quintana Roo, por ejemplo, el Blue Abyss o El Pit, que sobrepasan los 120 metros de profundidad) en donde su formación seguramente incluye flujos de agua provenientes de regiones más profundas de la roca, donde la cavidad va creciendo desde abajo hacia arriba, en un proceso llamado hipogénico (“desde abajo”). Muchos de los cenotes que conforman el Anillo de cenotes en la parte noroeste de Yucatán, pertenecen a esta categoría.

Figura 12. Algunos de los cenotes del “Anillo de cenotes” en la parte noroeste de la Península de Yucatán. Chicxulub muestra el lugar aproximado del centro del cráter creado por el impacto del meteorito hace 66 millones de años. EMR (2018).

Para lograr un aprovechamiento sostenible de estos sistemas, es necesario un entendimiento integral de los cenotes, las cuevas, el movimiento del agua subterránea y su interacción con las rocas que forman el acuífero, la influencia del océano y sus mareas (es decir, el estudio del sistema hidrogeológico completo de la Península); también es necesario evaluar el impacto de las zonas urbanas y las posibles causas de contaminación de la única fuente de agua con la que contamos, que es precisamente el agua subterránea. Esta búsqueda debe darse por convergencia entre las ciencias ambientales, ciencias del agua, ciencias de la tierra, ciencias biológicas, el estudio y conservación de la red subterránea de conductos, trabajo con las comunidades, explotación eficiente de recursos y, por supuesto, la exploración y aprovechamiento sostenible mediante buceo de cuevas.

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Manera sugerida de citar este artículo:

Monroy-Ríos E (2016) ¿Cómo se formaron cuevas y cenotes? Espeleogénesis. Karst Geochemistry and Hydrogeology – Blog personal. Publicado el 20 de mayo, 2016. Fecha de consulta: [dd/mm/aa].
https://sites.northwestern.edu/monroyrios/2016/05/20/espeleogenesis/


Referencias

Blanchon P & J Shaw (1995) Reef Drowning during the Last Deglaciation: Evidence for Catastrophic Sea-Level Rise and Ice-Sheet Collapse. Geology 23: 4-8.

González-González AH, C Rojas-Sandoval, A Terrazas, M Benavente, W Stinnesbeck, J Aviles, M de los Ríos & E Acevez (2008) The Arrival of Humans on the Yucatan Peninsula: Evidence from Submerged Caves in the State of Quintana Roo, Mexico. Current Research in the Pleistocene. Special Report. 25: 1-24.

NASA (2000) Shuttle Radar Topography Mission. Colored elevation SRTM model of the Yucatan Peninsula.

QRSS (2016) Quintana Roo Speleological Survey. Actualizada el 19 Abril, 2016. Consultada el 15 mayo 2016.

Siddall M, J Chappell & EK Potter (2007) 7. Eustatic sea level during past interglacials. Developments in Quaternary Sciences 7: 75-92.


El anillo de cenotes

Sistema Sac Aktun

El sistema cárstico-antropogénico de la Península de Yucatán

Por las Rutas del “Tren Maya”