
Es conocido que Quintana Roo posee varios de los sistemas de cuevas inundadas más grandes del mundo. Exploraciones recientes realizadas por dedicados buzos han puesto al descubierto cientos de kilómetros de conductos subterráneos. Sin embargo, nuestro estado también cuenta con un gran número de cuevas secas de considerable longitud. No podemos ignorar su existencia si deseamos convivir con ellas.
La cartografía se encarga de reunir y analizar datos y medidas de las diferentes regiones del planeta, para representarlas gráficamente con diferentes dimensiones lineales, a escala reducida. También se utiliza para nombrar a un conjunto de documentos territoriales, una colección de mapas.
La cartografía de cuevas en el karst de la Península de Yucatán es una disciplina clave para comprender los complejos sistemas subterráneos formados por procesos de disolución en la roca caliza. Las cuevas, ubicadas por encima del nivel freático y a menudo en la zona epifreática con inundaciones periódicas, presentan características únicas debido a la topografía plana y la composición carbonatada del terreno, dominado por calcio y magnesio. La cartografía de estas cuevas implica el uso de técnicas precisas de medición, como brújulas, clinómetros y cintas métricas, para registrar dimensiones, orientaciones y características geológicas, como estalactitas, colapsos y depósitos de sascab.

En la región, sistemas como el Sistema Pool Tunich (Río Secreto) en Quintana Roo, con 51.9 km mapeados, destacan por su extensión y densidad (0.5 km/km²). Estas cuevas secas, frecuentemente modificadas por antiguos habitantes para actividades como extracción de arcilla o ceremonias, también contienen vestigios arqueológicos. La cartografía no solo facilita la exploración y conservación, sino que es crucial para evaluar riesgos de colapso en áreas de desarrollo urbano o infraestructura, como la carretera federal #307, donde el delgado techo de algunas cuevas (<1.5 m) representa una amenaza. Este trabajo combina ciencia, tecnología y conocimiento local para preservar el patrimonio natural y cultural del karst de la península.
El proceso en la elaboración de un mapa comienza desde el momento exacto en que uno se adentra en las entrañas del suelo. Cobran vital importancia la observación minuciosa y la dedicación para obtener datos precisos. Esto se logra mediante la medición de distancias, ángulos acimutales y verticales en estaciones dispuestas a lo largo de transectos en el interior de la cueva.
Otra actividad importante consiste en realizar diagramas de las dimensiones indicando los tipos de decoración presentes en sus pasillos y galerías. Esta información –que incluye datos y diagramas– es capturada, analizada y utilizada en la construcción del mapa. Este mapa debe contener toda la información básica como el nombre, las coordenadas de la entrada, la longitud máxima, la profundidad máxima, así como observaciones y características generales. El registro topográfico de cuevas inundadas o subacuáticas se realiza de forma similar, aunque con algunas variantes, sobre todo por las restricción del tiempo de buceo que no permite registrar todos los detalles.

El mapeo de cuevas cobra particular relevancia en esta zona del país, ya que nos permite ubicar perfectamente las entradas (accesos) de la cueva e identificar su recorrido por debajo del suelo. Por desconocimiento u omisión, se han desarrollado grandes complejos sobre galerías y pasillos subterráneos, en donde siempre está el peligro latente de hundimientos del terreno. De igual importancia, el contar con esta información nos permitiría emplearla como complemento o validación de información obtenida por medio de estudios más complejos, como por ejemplo los sondeos geofísicos.
Adentrarse en una cueva es una experiencia inolvidable. Las cuevas nos hablan de geología, bioquímica, paleontología y arqueología. Las cuevas nos enseñan historia, nos motivan a conocerlas y a pensar en su futuro.
El mapa que se muestra a continuación se realizó en equipo de tres personas con clinómetro (suunto) y cinta métrica.


Este fue el lugar donde di mis primeros pasos en la cartografía de cuevas, produciendo este mapa de la cueva Las Brujas, dentro de las Cavernas de Chaak Tun, muy cerca de Playa del Carmen. Este mapa fue sometido al 15th International Congress of Speleology, Karst Horizons 2009 y fue ganador de mención especial del jurado para jóvenes cartografistas en la categoría 100 – 500 m, en Kerrville, Texas.
Monroy-Ríos E, PA Beddows y P Kambesis (2009) Presentación del mapa cartográfico de la cueva “Las Brujas”, Sistema Chaak Tun, Quintana Roo, México
http://www.legacy.caves.org/committee/salons/Cartographic%202009%20Winners.shtml
Puede observarse la sección Las Brujas en el siguiente mapa que abarca casi la totalidad de las Cavernas de Chaak Tun y cartografiado por el experimentado Mike Lace.

Como sucede muy comúnmente en estos sistemas, existen varios caminos a seguir para continuar la exploración a través de pasajes que se prolongan por debajo del agua, donde la técnica y estrategia de la cartografía debe modificarse para adecuarse a un ambiente subacuático, con limitaciones de tiempo y de movilidad al tener que mantenerse junto a la línea de vida.
Por esta razón, generalmente los mapas de cuevas de vadosa o epifreáticas (cuevas secas o semisecas) son más detallados que sus contrapartes en cuevas freáticas (inundadas o subacuáticas, coloquialmente llamadas “ríos subterráneos“).
- Zona de absorción: zona superficial por donde penetra el agua;
- Zona vadosa: el agua circula verticalmente;
- Zona freática: zona profunda donde circula permanentemente el agua;
- Zona epifreática: situada entre la vadosa y la freática, sufre inundaciones periódicas.
La elaboración del mapa cartográfico de las cuevas involucra primero, un adecuado registro de las mediciones in situ (distancia entre estaciones, ángulo azimutal, ángulo vertical y las distancias arriba, abajo, izquierda, derecha de la estación a las paredes más cercanas) y habilidades para transformar esos valores en un esbozo que se hace con lápiz en cuaderno de trabajo con papel milimétrico sobre la marcha dentro de la cueva.
Existen varios editores útiles para la compilación de los registros obtenidos dentro de la cueva, uno de ellos muy sencillo de usar es Walls (David McKenzie, Texas Speleological Survey, 2016), disponible en el enlace. Permite ingresar los datos de la libreta de campo, visualizarlos, renombrar estaciones y hacer pequeñas correcciones.


Obteniendo el “esqueleto” corregido que nos proporciona el software, podemos entonces exportarlo a un software de edición de imágenes y retocar el mapa hasta su terminación.
Ahora, ¿qué sucede en sistemas mucho más grandes? La técnica de cartografía es esencialmente la misma y con el apoyo de varios equipos distribuidos espacialmente dentro de la cueva, pueden realizarse mapas cartográficos que abarcan kilómetros de pasajes y galerías adornadas con espeleotemas de piso a techo y muchas veces interconectadas a pasajes subacuáticos. También existen conductos por donde fluye aire y agua que, siendo demasiado pequeños para que entre una persona, no pueden ser registrados o dibujados con el mismo nivel de detalle.
El mapa a continuación representa al Sistema Pool Tunich, conocido como Río Secreto, que alberga actividades turísticas muy cerca inmediatamente al sur de Playa del Carmen. Muchas personas en diferentes temporadas trabajaron arduamente para la elaboración de este mapa, resultando una longitud total mayor a 50 km.

El siguiente es un mapa es más extenso (Kambesis, 2016) y muestra la conexión original entre Sistema Sac Aktun y Sistema Dos Ojos, como es costumbre en espeleología, el sistema más grande absorbe al pequeño, por lo que ahora Dos Ojos es una sección del Sistema Sac Aktun. La cartografía es de Peter Sprouse (quien ha dedicado gran parte de su vida a la exploración y cartografía de las cuevas de Quintana Roo) y sus equipos, en el mapa pueden leerse los participantes. La información que contiene el mapa es relevante para personas que, aunque no entren físicamente a la cueva, conocen las características geológicas (estructura, formación, espeleotemas) e hidrogeológicas (flujo de agua subterránea). Puede establecerse entonces que los mapas de cuevas realizados por exploradores constituyen una herramienta fundamental para el estudio científico de la geología e hidrogeología de la región.

Los mapas producidos pueden ser simples, centrándose en la ubicación y la representación de las características y estructuras de las cuevas, o muy elaborados mostrando un nivel elevado de los detalles. Más recientemente, se ha empezado a usar tecnología LiDAR (Laser Imaging Detection and Ranging) para crear modelos tridimensionales de alta resolución de las cuevas.
A continuación, se muestran algunos ejemplos de mapas de cuevas, que poseen características y nivel de detalle diferentes debido a persiguen distintos objetivos.




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